
Darío Pérez
Foto: Cris Esqueda/Golden Boy Promotions
Esta madrugada de sábado al domingo en Oceanside (California), ya bañados por aguas del Pacífico, se vivió una gala que organizaba Golden Boy Promotions, con una de las mejores boxeadoras de la actualidad defendiendo sus títulos mundiales.
Pactado, como es habitual en categoría femenina, a diez asaltos de diez minutos, la altísima Gabriela Fundora (16-0, 8 KO) retuvo todos los cinturones de la categoría mosca femenina al pasar por encima de su retadora, Marilyn Badillo (19-1-1, 3 KO). Esta vez no aludimos al tamaño de «Sweet Poison» como tópico, sino porque la diferencia con la aspirante mexicana era enorme y por un curioso hecho: La retadora, desde el inicio, salió claramente a defenderse y lo que hizo fue agacharse todo lo que podía, para que los larguísimos brazos de Fundora no la pudieran alcanzar. Así pasó, con el árbitro permitiéndolo junto a constantes agarres, los primeros rounds. Pero poco a poco se estiró Badillo, lo que abrió huecos para que la campeona, cual martillo pilón, siguiera a su ritmo imperturbable. Ello provocó lo que era cuestión de tiempo, el castigo se acumuló hasta derribar a la azteca en el séptimo parcial, que no pudo seguir recibiendo esa paliza y le dijo al Sr. Barragán (el tercer hombre sobre el ring) que ya era suficiente. Espléndido triunfo de Fundora, con su hermano Sebastián en la esquina, no solo basado en su longitud, sino en su buen boxeo de volumen y precisión, que la consolida como una de las grandes peleadoras del momento, con solo 23 años.
En el duelo de semifondo de una velada que no pasará a la historia por su calidad boxística, sí conviene destacar una sorpresa importante. Charles Conwell (21-1, 16 KO), firmado por Óscar de la Hoya para su empresa hace poco y considerado por muchos futuro campeón superwélter, cedió ante el mexicano Jorge García Pérez (33-4, 26 KO) en una pelea donde todo estuvo muy ajustado, decantándose los jueces por decisión dividida a favor del azteca. Conwell, de mejor técnica, se dejó llevar por el heterodoxo García a su terreno, la corta distancia con manos curvas sin mucho recorrido, un error que pagó caro en las cartulinas, aunque a nuestro juicio mereció el triunfo por la mínima.