Darío Pérez
@ringsider2020

Anoche en el York Hall de Londres (Gran Bretaña), se celebró una velada organizada por Frank Warren con un título de Europa que tiene nuevo campeón, pues estaba vacante y no se dio empate ni nulo técnico.

Fue el galés Gavin Gwynne (17-2-1, 5 KO) quien se convirtió en nuevo monarca de la EBU en el peso ligero, un nuevo hito en una carrera de menos a más que sube un peldaño a nivel deportivo y, dados los buenos púgiles que hay en la categoría, probablemente pecuniario.

El galés se impuso a Emiliano Marsili (42-1-1, 16 KO), rompiendo la condición de invicto de un buen coaspirante, que demostró que la edad es solo un número y puedes estar codeándote con los grandes a tus 47 años. De hecho, el italiano se imponía en las cartulinas 78-74, 77-75 y 75-77 después de los ocho rounds que se disputaron.

Ordenando las acciones cronológicamente, Gwynne quiso imponer un ritmo alto, buscando aprovechar sus catorce años menos, pero Marsili le asestó una puñalada desde su guardia zurda ya en el asalto inicial que descolocó al británico. Se fue recuperando este con el tiempo, haciendo un estimable tercer parcial, pero no sabiendo sacar rédito a su ventaja de altura y alcance, lo que provocaba algún roce de cabezas y cortes derivados de la situación. Se estaba peleando a lo que quería el visitante, más móvil y ágil y con mayor precisión que el insular, notablemente sorprendido por el que habría sido el campeón europeo de mayor edad; de hecho, todo apuntaba a ello a mitad del tiempo pactado.

Sí que es cierto que Gwynne estaba empezando a igualar los asaltos cuando ocurrió el inesperado desenlace, quizá la pelea se le haría muy larga a Marsili y tal vez Papá Tiempo bajaría de repente al York Hall a cobrarle peaje al lacial. Lo único seguro es que el veterano contendiente se tuvo que retirar entre gestos de dolor al terminar el octavo asalto; se había dislocado el hombro derecho, el título se quedaba en el boxeador manejado por Lee Eaton. Más que probablemente, Frank Warren le firmará para que continúe su carrera con él y defienda el título en una gala de Queensberry Promotions.

Finalmente, destacaremos una vez más en el ámbito negativo la labor de los jueces a pie de ring. Es casi imposible, si no media algún factor espúreo, que el oficial francés Smail Alitouche viera ganar al galés tras ocho asaltos que fueron casi totalmente dominados por su oponente; da la sensación de que Marsili nunca habría podido ganar a los puntos. Es necesario que cartulinas así sean desterradas por la limpieza de nuestro deporte.