Daniel Pi
@BastionBoxeo
Siguiendo el esquema general de lo que está siendo el reinado del campeón mundial WBO del peso supermedio Gilberto Ramírez (38-0, 25 KO), la pasada madrugada en el Chesapeake Energy Arena de Oklahoma City (Estados Unidos) el mexicano se hizo con una amplia pero deslucida victoria unánime contra un Roamer Alexis Angulo (23-1, 20 KO) que, como dos de los tres anteriores rivales del monarca, entraba a la pugna sin recibir opciones en las casas de apuestas y ante el que ofreció una pelea que no convenció a gran parte de críticos y aficionados. Las cartulinas fueron de 120-108 y doble 119-109.
Cuando se sitúa delante de un afianzado monarca a un oponente sin experiencia de calidad y que es visto como una víctima propiciatoria, se espera una victoria abrumadora y sin dificultades de parte del favorito, pero Ramírez, lejos de ello, hizo el duelo mucho más difícil de lo necesario, viéndose desestabilizado varias veces. La causa de sus complicaciones fue un planteamiento táctico errado, en el que gestionó mal los espacios y, en lugar de aprovechar su mayor velocidad, altura y alcance en forma de golpes rectos desde la larga, buscó tomar la iniciativa y conectar sus puños curvos desde la media-corta con incomprensible insistencia ante un peligroso noqueador. Así, ya en el primer asalto, el avance de Ramírez se encontró con algún contundente golpe que le debería haber mostrado que su estrategia no era la adecuada.
Pese a ello, “Zurdo” continuó tratando de presionar entre las eventuales arremetidas de un Angulo sin recursos, conllevando la agresividad mal medida del campeón que en el tercer asalto, mientras cruzaba golpes curvos con su rival, el retador impactase un brutal gancho diestro que dejó tocado a Ramírez y le obligó a correr brevemente. Quizás esto le llevó en adelante a asentar su boxeo más en entradas y salidas y con mayores periodos de cesión de la iniciativa, algo que se tradujo en que lograse anotarse una larga cadena de asaltos.
Y es que Angulo, lento, sin variedad ofensiva, con inefectivo corte de ring y escasa cadencia de golpeo, no podía impresionar a los jueces como un Ramírez que encadenaba puños de forma habitual y con buen ritmo, destacando los ganchos enlazados al torso, el directo de izquierda encadenado con gancho diestro abajo y series de golpes rectos, ataques sucedidos en ocasiones por giros y desplazamientos eficaces. De todos modos, Ramírez no dejó de situarse de forma continuada demasiado cerca de su adversario, por lo que en el séptimo episodio recibió un croché de izquierda que le desequilibró nuevamente.
Es cierto que Angulo facilitaba los intentos de tomar la iniciativa de Ramírez por su inexistente jab y su escaso uso del contragolpe, pero los intercambios totalmente innecesarios, en los que recibió fuertes uppercuts y crochés, deberían haber sido evitados por el titular si hubiese hecho gala de la astucia que en el pasado ha mostrado. En cualquier caso, la precisión y el volumen de trabajo de Ramirez, que cuenta con un muy buen encaje, le dieron una victoria clara pero en la que no impresionó y ni siquiera entretuvo al público asistente, que le dedicó abucheos al sonar la campana final.
Después de haber tenido que sufrir durísimas críticas por no haber entrado en las World Boxing Super Series y por elegir oponentes extremadamente asequibles, más aún para un boxeador que es considerado uno de los dos mejores boxeadores del peso supermedio actual, la valoración en descenso de Ramírez alcanza un punto crítico en una pelea en la que padeció ligeros apuros ante un púgil por el que se llegaban a pagar en las casas de apuestas hasta 17 euros por euro apostado.
Aunque parece que el haber dedicado tanto tiempo a pelear con rivales por debajo del nivel de la élite está provocando una regresión en su rendimiento, Ramírez cree encaminarse ahora a un choque ante otro monarca, objetivo respaldado por las declaraciones de la cúpula de Top Rank. No se puede descartar que la citada compañía trate de revalorizar su inversión con una unificación, pero quizás, siendo sus actuaciones cada vez peores, sus rivales designados nada destacados y conociéndose el fracasado plan de Bob Arum de fichar al jovencísimo campeón Benavídez, Ramírez más bien puede esperar que Top Rank se dedique a rentabilizar lo que queda de su contrato y buscar su salida, algo que podría verse facilitado inicialmente por una defensa obligatoria ante su compañero de escuadra Jesse Hart, al que derrotó el pasado septiembre por mínimo margen en el combate más difícil de su carrera.