Mientras Ryan García cumple su sanción de un año sin boxear por dopaje, había planteado un duelo de exhibición en Japón para el 30 de diciembre (cuatro meses después, el 30 de abril, será cuando pueda volver a subirse al ring de manera competitiva).
García se medirá, siempre en teoría, a Rukiya Anpo, estrella de los deportes de contacto en el país nipón con alguna otra exhibición boxística en su currículum, por ejemplo ante Manny Pacquiao; de hecho, el californiano está promocionando esta semana el choque con alguna comparecencia ante los medios.
Sin embargo, Golden Boy Promotions y su presidente, Óscar de la Hoya, han advertido en redes sociales de que su consentimiento es imprescindible para que García pueda disputar la exhibición, ya que tienen un contrato de exclusividad para las apariciones en el ring del púgil, sean estas de la índole que sean. Ese consentimiento, siguen haciendo constar, no ha llegado, por lo que no hay evento salvo que cambien las circunstancias. En otras palabras y pensando mal, parece que De la Hoya exige una contraprestación económica por parte de la organización japonesa para ceder a su estrella.