Daniel Pi
@BastionBoxeo
Otra semana más, el combate más importante de la jornada dejó una tremenda batalla llena de emoción y de espectáculo candidata a mejor del año, resolviéndose el encuentro sólo por ajustada decisión de los jueces. No obstante, por desgracia, la pugna se vio empañada por una de las peores actuaciones arbitrales del año en pelea de campeonato y, de nuevo, por una brecha horrible que debería haber llevado a que el choque se detuviese, pareciendo que la permisividad con los cortes se ha vuelto insostenible recientemente.
En cualquier caso, el kazajo Gennady Golovkin (40-1-1, 35 KO) (en la imagen), después de que su larguísimo reinado como monarca del peso medio fuese truncado polémicamente en septiembre de 2018, vuelve a ser titular mundial, ya que derrotó por ajustada decisión unánime al coaspirante al cinto IBF vacante, el ucraniano Sergiy Derevyanchenko (13-2, 10 KO) que, pese a ofrecer la mejor actuación de su carrera, no pudo evitar las puntuaciones desfavorables de doble 115-112 y 114-113, todas ellas razonables.
El inicio resultó muy negativo para Derevyanchenko, que recibió una cuenta en el primer asalto después de ser estremecido por un uppercut diestro enlazado con ganchos zurdos y de ser rematado por dos derechas. Con todo, esta cuenta no debió haberse producido, dado que las dos derechas impactaron claramente en la parte trasera de la cabeza de Derevyanchenko. Sin embargo, la actuación arbitral de Harvey Dock todavía iría a peor tras el segundo episodio, en el que un tremendo croché zurdo abrió un horripilante tajo en el párpado derecho del ucraniano. Aunque no se mostró más que una única vez un zoom del corte desde el inicio (sólo tras el asalto en el que se produjo), la brecha era gravísima y estaba en un lugar peligroso, por lo que requería que se parase el encuentro y se decretase el triunfo por KOT de Golovkin, si bien el tercer hombre increíblemente no lo hizo aunque el tajo fue a peor, y mucho.
Además, aunque en la esquina el médico inspeccionó el corte, el árbitro sólo llevó dos veces a Derevyanchenko a que se lo revisasen. Hay que subrayar que en el estado de Nueva York rige la norma de que sólo el árbitro puede parar la pelea, así que, aunque es costumbre hacer caso el médico o a la esquina cuando tira la toalla, la regla dice que la decisión final es del tercer hombre, que tiene incluso el derecho a coger la toalla y tirarla fuera del ring si cree que no se debe parar el choque. De ese modo, la responsabilidad última y principal es del árbitro, más aún pudiéndose recordar casos en los que el tercer hombre ha llevado a un púgil con el médico una vez tras otra hasta que le ha obligado a cambiar de parecer o casos en los que ha decidido parar el choque contradiciendo el criterio del médico.
Sea como sea la pugna siguió, viéndose obligado Derevyanchenko por el corte a ofrecer un despliegue intensísimo, alcanzando con repetidos ganchos encadenados con variaciones de altura a Golovkin en el tercer y cuarto round. Es más, en el quinto episodio “The Technician” dejó tocado a Golovkin con un hook zurdo al hígado, si bien el árbitro se metió en medio y cortó las acciones injustificadamente.
Ante la arrojada ofensiva de su oponente, “GGG” trataba de mantener el terreno con su jab y escogidos derechazos, ganchos de mano adelantada y crochés diestros, haciendo que el combate se mantuviese igualado antes de que, tras el ecuador, el kazajo hiciese valer su excelente directo de mano adelantada y su mayor contundencia para superar la constancia de un Derevyanchenko que en el octavo asalto pareció perder ritmo.
Con todo, Golovkin no es ya aquel boxeador que arrollaba sin descanso, sino que en muchas ocasiones retrocedió y tuvo que dosificarse para aguantar la intensidad del combate, pudiendo Derevyanchenko alcanzar un segundo aire que le permitió dejar claramente dañado a su rival en el décimo round con una larga serie de puños. Aun así, Golovkin reaccionó y pareció dejar tocado al coaspirante al final de ese mismo asalto, si bien el árbitro se equivocó por enésima vez y pidió que ambos se detuviesen varios segundos antes de que sonase la campana. Finalmente, el choque se cerró con Derevyanchenko intentando decantar de su lado las acciones con series de puños, aunque Golovkin bloqueó bien y contestó con astucia y golpes de poder.
¿Por qué no se paró el combate en el tercer round?, ¿a quién beneficia que no se hiciese? Y es que lo más raro de todo es que el corte lo padecía el no favorito en una velada organizada por el promotor del favorito, que es una estrella y un top 10 de todos los pesos. Algunos alegarán que la mala actuación arbitral, que fue consistente en su ineficacia, es la única responsable de ello, y que todo fue casual. Sea así o no, el caso es que si miramos más allá hay un claro beneficiado en todo esto.
Aunque Canelo y Golovkin han dicho recientemente que no se van a volver a enfrentar, ambos dijeron lo mismo antes del primer duelo y antes del segundo, señalando los rumores que los dos tienen ya firmada por contrato la tercera pugna y sólo están creando expectación. De ser así, que el combate no se parase y desembocase en una guerra descarnada de doce asaltos sólo favorece a Saúl Álvarez, que en mayo o septiembre de 2020 se podría medir a un Golovkin durísimamente castigado y que ha mostrado sin lugar a dudas que su rendimiento está mermadísimo. Quien no crea que está en grave declive sólo tiene que ver las peleas de Golovkin cuando alcanzó su punto culminante de rendimiento entre 2013 y 2015 y comprobar que aquella roca que aplastaba a sus contrincantes y no parpadeaba cuando encajaba puños brutales es hoy un púgil vulnerable, más lento, con mucho menos volumen de golpes y que cede la iniciativa ante la presión, habiendo alcanzado el punto en el que parece difícil que pueda salir con el brazo en alto de una guerra sin cuartel más ante otro boxeador de élite.
Resultados del respaldo
El comienzo de la velada dejó rapidísimas victorias de los favoritos, comenzando por el polaco, excampeón de Europa del peso medio, Kamil Szeremeta (21-0, 5 KO) que, tras derribar en el primer asalto a su rival con un swing de izquierda, en el segundo round volvió a tumbar con un croché diestro al mexicano Óscar Cortés (27-5, 14 KO), deteniendo el combate el árbitro después de que el púgil intentase exagerar el efecto de una combinación cuyo final le llegó cuando ya tenía una rodilla en la lona. Szeremeta espera que, tras su exitoso debut en Estados Unidos, le lleguen grandes oportunidades ante la cumbre de la división.
Posteriormente se produjo el triunfo por KOT en el tercer asalto del peso wélter estadounidense de origen puertorriqueño Brian Ceballos (11-0, 6 KO), prospecto que hizo valer la fluidez, variedad, rapidez y potencia de su boxeo para desbordar con sus combinaciones al azerí Ramal Amanov (16-1, 5 KO), que padeció su primera derrota al no poder continuar a causa de problemas en su ojo derecho.
Tras este choque vino el combate más breve del respaldo, en el cual la promesa kazaja del peso supermedio Ali Akhmedov (16-0, 12 KO) no necesitó más que el primer episodio para vencer al competente y fogueado estadounidense Andrew Hernández (20-8-2, 9 KO), contra quien impactó, precedido por un amago con la izquierda al torso, un derechazo a la sien que dañó tanto al local que al intentar alzarse no pudo mantenerse estático, parando el choque el tercer hombre.
Después de que Ceballos y Akhmedov mostrasen a su promotor que necesitan retos de mayor calado, llegó el turno del excampeón mundial del peso superligero Ivan Baranchyk (20-1, 13 KO), boxeador bielorruso que hizo valer una vez más su tremenda fortaleza y su gran potencia para arrollar al estadounidense Gabriel Bracero (25-4-1, 6 KO), que encajó los golpes de poder de su rival durante tres asaltos e intentó contragolpear pero que, finalmente, en el cuarto round padeció un brutal gancho de izquierda al hígado y un croché diestro que le dejaron en muy mal estado, cayendo al tapiz mientras intentaba agarrarse. Bracero respondió a la cuenta pero su esquina paró la pelea, dejando claro Baranchyk que, más allá de la derrota ante el excelente Taylor, sólo pueden hacerle frente los mayores exponentes de la categoría.
Por último, en el semifondo, el uzbeko de destacada carrera amateur Israil Madrimov (4-0, 4 KO), considerado parte del futuro en mayúsculas del peso superwélter, derrotó por nocaut en el quinto asalto al mexicano Alejandro Barrera (29-6, 18 KO), si bien en el primer asalto ya se anotó un knockdown con un poderoso gancho zurdo. Pese a la caída, Barrera se recuperó y conectó algunos directos aprovechando la abierta guardia de su adversario. Sin embargo, Madrimov, tras unos momentos de ajuste, terminó tomando la medida a Barrera, al que alcanzó cada vez con mayor constancia y claridad con curvos en arremetidas desde la distancia larga, aunque fue el trabajo al torso que aplicó el que acabó de menoscabar al mexicano, decidiendo el árbitro no prolongar su castigo.
Madrimov seguramente irrumpirá ahora en el top 5 WBA del superwélter y, aunque necesitará algo más de bagaje profesional antes de estar listo para encarar a la élite, no sería de extrañar que a inicios de 2020 le llegue una prueba de fuego ante un top 15.