
Darío Pérez
@ringsider2020
La boxeadora española Isabel Rivero ya se encuentra en la localidad alemana de Sindelfingen, muy cerca de Stuttgart, para disputar en unas horas el título mundial del peso mínimo, en su versión sancionada por la WBO. Rivero (10-2-1, 1 KO) cumple así el sueño que tenía desde que se hizo profesional, ya superada la treintena, algo que ha ido ganándose a pulso en el cuadrilátero. Tras algún título intermedio, fue dos veces campeona europea del peso mínimo antes de abandonar el cinturón para hacer campaña en el peso más liviano, el átomo, donde ella se encuentra más cómoda sin regalar kilos a sus rivales. Sin embargo, la concentración de los cetros mundiales en esa división, todos ellos en manos de la germana Tina Rupprecht, ha hecho que la oportunidad le llegue por otra vía, aunque también contra una alemana. Será Sarah Bormann (19-1, 7 KO) la rival de la vallisoletana, en un duelo muy difícil, pero que Rivero afronta ilusionada para arrebatar su tesoro a la campeona en la primera defensa que realiza.
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Hablamos con ella casi, como quien dice, a punto de saltar al cuadrilátero: «Surgió la oportunidad porque unos conocidos de otros torneos nos contactaron en Alemania para buscar unas chicas amateur. Se lo intentamos gestionar y les pedí ir yo también ir a hacer sparring con Sarah, sería hace dos meses. Fuimos allí y nos sondearon la posibilidad de disputar el mundial con ella, porque la rival prevista se había caído. Ahí quedó la propuesta un poco en el aire, pero ya hace un mes nos confirmaron que la WBO había dado el visto bueno, por lo que definitivamente aceptamos. Al no estar seguros, la preparación seria ha sido un mes, ya sabéis en las circunstancias que me encuentro: con mi trabajo, que al final es lo que me da el sustento diario, he tenido que coger días de mis vacaciones para ya el viaje y demás, y no he tenido un campamento como tal, no he podido específicamente y centrarme en exclusiva al cien por cien como me habría gustado. He hecho manoplas lo mejor que he podido, y agradezco mucho a toda la gente, chicos y chicas, que me han ayudado, pero la mayor dedicación y enfoque ha sido quizás en el tema técnico».
Un título así es algo irrechazable, pero Rivero quiere cumplir otro objetivo, el mundial átomo: «Es una oportunidad que no esperábamos, surgió de esa manera, pero la hemos tomado como cualquier cosa interesante que nos sale. Al fin y al cabo no es mi peso, que es donde me gustaría intentarlo y el plan que teníamos, pero está claro que no podíamos rechazarlo. Por un lado, es una culminación de mi carrera, pues hacer el mundial es lo máximo para una boxeadora profesional, pero también creo que puede ser un paso intermedio en el camino, pues en el peso átomo es donde tendría mi mejor baza». Deseamos mucha suerte a «La Finita» con su misión en tierras alemanas.
Rivero dio 47,300 kilogramos en la báscula, por 47,500 de Bormann, ambas dentro del límite de la categoría del peso mínimo.
Habrá otro español, Leonardo di Stéfano (15-4, 12 KO) en la gala, disputando seis rounds en el peso supermedio contra el venezolano José Gregorio Marcano (15-15, 13 KO).
La velada se podrá ver el sábado en la plataforma DAZN a partir de las 18:00 horas.
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