El 2025 pugilístico arrancó con la salsa del deporte de las dieciséis cuerdas: un nocaut en una pelea intensa. Así lo soñó Jai Opetaia (27-0, 21 KO), que salió al ring del Gold Coast Convention Centre de Broadbeach (Australia) al ritmo del «If I can dream» de Elvis Presley.

David Nyika (10-1, 9 KO) fue un rival honrado, probablemente mejor que Huseyin Cinkara, quien estaba inicialmente previsto que se enfrentase al campeón mundial IBF del peso crucero. Con la devaluación continua de los títulos por parte de los organismos, boxeadores sin la hoja de servicios digna de la importancia de un mundial reciben estas oportunidades.

Al medallista olímpico le llegó excesivamente pronto la pelea ante Opetaia. El neozelandés aceptó el guion habitual del australiano, y en ese escenario, la valentía del aspirante le pasó factura. Durante cuatro asaltos, Opetaia castigó a Nyika, estuvo más suelto y agresivo, y aunque Nyika intentó presionar al campeón al final del tercer asalto, en el cuarto se acabó el combate. Un gancho de derecha provocó una primera caída, y tras levantarse, el neozelandés, que recibió golpes claros se fue a la lona de forma definitiva, permaneciendo unos minutos tendido sobre el tapiz.

Desde que se proclamase campeón mundial en 2022 ante Mairis Brieidis, Opetaia no se ha enfrentado a rivales de primer nivel, a excepción de la revancha con el propio letón. Con su reiterado reto al campeón mundial WBA-WBO del peso crucero, Gilberto Ramírez, el australiano pide el duelo que más expectativas puede darse en dicho peso.

Aunque el mexicano ha sido algo más agresivo en sus últimas peleas, Opetaia se enfrentará, Riyadh Season mediante, a su antítesis. Por suerte, Nyika dio signos de recuperarse tras el nocaut, al tiempo que Eddie Hearn se soltaba la lengua. El promotor inglés anda desesperado por encontrar en su escuadra alguien que acabe con Oleksandr Usyk. Por el momento, Opetaia todavía tiene retos importantes en el crucero. Una opinión que comparten los crecientes partidarios del oceánico, que como el Águila de Elvis que lució en su atuendo, saben que es el preludio de un espectáculo electrizante, como los combates de Opetaia.