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El estadounidense Keyshawn Davis (13-0, 9 KO) arrancó una sonrisa al veterano Bob Arum con su contundente victoria sobre Denis Berinchyk (19-1, 9 KO). El boxeo y la tauromaquia han enriquecido el vocabulario español hasta nuestros días. Como último boxeador amateur de renombre de los Estados Unidos, Davis había escalado debidamente la escalera del profesionalismo. Ante el ucraniano, Davis confirmó su alternativa en el cruce de la Séptima y la Octava Avenida de Nueva York.
Bien es cierto que el Madison Square Garden en el que boxeó ayer lleva el apellido de Theater, una sala con una capacidad menor de 6.000 espectadores. En una semana donde Estados Unidos y Ucrania encabezan los titulares de todos los medios, Davis arrebató a Berinchyk la corona mundial WBO del peso ligero.
Una grata noticia para Top Rank mientras busca un nuevo socio televisivo. En el peso ligero, donde se concentran nombres con pedigrí, Davis se suma a la fiesta. Otro ucraniano respaldadoo por Top Rank, Vasyl Lomachenko, podría realizar un último combate ante el nombre al alza del boxeo yanqui para vengar a su compatriota y despedirse del boxeo.
Berinchyk lo intentó, pero contra la velocidad y la precisión del aspirante poco pudo hacer. En el tercer asalto el ucraniano se fue a la lona tras un golpe al cuerpo. El desenlace llegó con un otra mano a la zona hepática de Berinchyk. El nuevo campeón domina todas las distancias y demostró un extraordinario golpeo al cuerpo.
El salto triunfal de Davis sobre el tapiz llegó alto. En Norfolk, su ciudad natal, celebran que han encontrado a alguien que se acerca a su paisano Pernell Whitaker. Palabras mayores. En la particular «Guerra Fría» del peso ligero, Estados Unidos cuenta con las mejores bazas en los puños de Gervonta Davis y Shakur Stevenson. Pero, cómo no, una preocupación procedente de Cuba amenaza con romper el bloqueo estadounidense con el nombre de Andy Cruz.
Con el trabajo cumplido, Davis afirmó que no tiene miedo a medirse al resto de campeones del peso ligero. Estados Unidos, tan falta de ilusiones en el noble arte tras décadas de dominio, y en especial Bob Arum tienen una nueva ilusión. La imagen de Keyshawn Davis fue mejor que la que dejaron Devin Haney o Ryan García en sus primeros éxitos.
Uno de los últimos jerarcas del pugilismo americano, Terence Crawford, se unió a los elogios, al afirmar que Keyshawn Davis ganaría a Gervonta Davis en un duelo de contragolpeadores, algo de lo que pocos saben más que «Bud». Como los viejos campeones, Crawford puso una pega a la actuación de Davis: la diferencia de tamaño respecto a su oponente. Una cuestión que va en aumento ante los ojos de todo el mundo. Es evidente que en Estados Unidos se aplican unos métodos de recuperación tras el pesaje que todavía no se han generalizado en el resto del mundo.
En los combates previos, la empresa de Bob Arum puso a prueba a deportistas que quieren emular la hazaña del referido Davis y ser campeones mundiales. Destacan sobre los demás Xander Zayas (21-0, 13 KO), que noqueó en el noveno round al alemán Slawa Spomer (20-1, 11 KO) en el peso superwélter, dando el boricua el paso definitivo para en este 2025 reclamar una faja absoluta.
Por su parte, el ligero Abdullah Mason (17-0, 15 KO) batió a Manuel Jaimes (16-3-1, 11 KO) en el cuarto parcial, también pidiendo desafíos más exigentes. La peor imagen de la noche la ofreció el peso pesado Jared Anderson (18-1, 15 KO), que lo pasó mal, aun ganando en diez episodios, con el griego Marios Kollias (12-4-1, 10 KO), rival de segunda fila para que Big Baby se recuperase de la primera derrota de su carrera. Aun controlando en general el pleito, Anderson recibió golpes duros en varios instantes y su lenguaje corporal parecía desear haberse dedicado a otro oficio antes que estar allí.