José Manuel Moreno
@josemorenoco
Un «déjà vu». Eso es lo que acaba de ocurrir, por enésima vez, con la carrera, que parecía hace unos años sería meteórica, del estadounidense James Kirkland (32-1, 28 KO). Este último no pelea desde diciembre del pasado año, cuando, después de una ausencia de más de año y medio, venció por KOT en seis asaltos a Glen Tapia. Pues bien, el «Guerrero Mandingo» de 30 años estaba anunciado para una interesante pelea el próximo 8 de noviembre, en el combate de semifondo cuya pelea estrella será la esperada Hopkins-Kovalev, en el Boardwalk Hall de Nueva Jersey. Un combate ante su compatriota Gabriel Rosado (21-8, 13 KO) que le auparía a los más altos puestos de su división del superwélter y que además le reportaría una excelente bolsa de 210.000 €. La historia de Kirkland es una historia de decisiones equivocadas, algunas de las cuales han dado con sus huesos en prisión.
Ya en 2012 se «borró» de una súper pelea ante Canelo Álvarez, alegando en primera instancia problemas en su hombro operado, para después desmentirse a sí mismo, aduciendo su disconformidad con la bosa que iba a percibir. Siempre pensamos que en el texano había campeón del mundo para mucho tiempo, pero eso, el tiempo, es el que le está pasando, desperdiciando unas condiciones técnicas y físicas sencillamente envidiables. Así las cosas, ahora el combate de semifondo del 8 de noviembre pasa a ser un atractivo, pero menos, combate del peso wélter entre el argentino Luis Carlos Abregu (36-1, 29 KO) y el exolímpico estadounidense Sadam Ali (20-0, 12 KO), un neoyorquino de 25 años del que hablan maravillas. Kirkland, así no.