Daniel Pi
@BastionBoxeo
Puede que fuese el cambio de entrenador, el peligro de ver sobre sí la amenaza del retiro de los cuadriláteros, el deseo de desquitarse, que su adversario no estuviese a la altura del primer enfrentamiento o una mezcla de todo o varios de estos elementos, pero el caso es que el ruso Sergey Kovalev (33-3-1, 28 KO) ofreció una sólida y dominadora actuación para derrotar por decisión unánime a Eleider Álvarez (24-1, 12 KO) y recuperar su corona mundial WBO del peso semipesado en el combate estelar del evento organizado en el The Ford Center at The Star de Frisco (Estados Unidos). Las cartulinas fueron de doble 116-112, benevolentes con el derrotado, y de 120-108, algo más acorde con lo sucedido.
La tónica de la contienda experimentó muy pocas variaciones significativas, puesto que durante la mayor parte del tiempo Kovalev flageló a su contrincante con su afiladísimo jab, neutralizando cualquier pretensión ofensiva de Álvarez y preparando el terreno para utilizar su uno-dos y su dos-uno. Cuando era sometido a estas combinaciones, el colombiano se cerraba y permanecía estático, de modo que Kovalev pudo conectar ganchos al rostro de ambas manos que en determinados momentos incluso sacudieron a su rival.
Ocasionalmente, Álvarez dejó de retroceder para intentar alguna tibia ofensiva, pero por lo general recurrió a un bajísimo número de golpes, pareciendo que aguardaba a que, como en el primer enfrentamiento, el ruso se cansase y se abriese la puerta a un contragolpe que quebrase la pugna. Pero aunque anotó algunos golpes de poder de cierta potencia, Kovalev los resistió bien y no se fatigó ni mucho menos tanto como en anteriores ocasiones. Es más, sus entradas y salidas se mantuvieron efectivas, al igual que sus acciones elusivas, y logró tener las suficientes fuerzas para estremecer seriamente en los últimos asaltos a Álvarez, que tras perder su corona rompió a llorar.
La situación para la trayectoria de Kovalev después del duro nocaut del pasado agosto era crítica y no se podía permitir un fallo de las mismas proporciones. Pero aunque muchos pensaban que en la revancha podría volver a ser batido antes del límite y ver su carrera desmoronarse, ofreció un boxeo extremadamente simple pero muy eficaz que le valió para controlar con solvencia a un boxeador de buena técnica, invicto, con numerosas victorias meritorias y con la moral muy alta. Y por si esto fuera poco, Kovalev y su nuevo entrenador Buddy McGirt parecen entenderse a la perfección y los medios estadounidenses ya sitúan al nuevamente proclamado monarca WBO en las quinielas para disputar una unificación ante boxeadores como Beterbiev o Gvozdyk más adelante en la temporada.
Sin embargo, no todo es motivo de optimismo para “Krusher”, que en tan solo unas semanas deberá ponerse delante de un juez que decidirá si se le somete a juicio por una supuesta agresión a una mujer que podría llegar a acarrearle hasta cuatro años de cárcel, compromiso judicial que deja en el aire cualquier plan boxístico en el futuro inmediato.