Darío Pérez
@Ringsider2020

El American Airlines Centre de Dallas (Estados Unidos), de la mano de Matchroom Boxing y con limitado público en el recinto, nos ofreció una buenísima velada encabezada por «El Gallo» Estrada y «Chocolatito» González.

En los duelos previos al principal, Raymond Ford (8-0-1, 4 KO) se enfrentó al también invicto mexicano Aarón Pérez (10-0-1, 6 KO) en el peso pluma. Ford dominó en general el combate, pero tuvo algún susto por parte del duro vecino del sur, que mostró arrojo y valentía constantemente y peligro en algunas ocasiones. A Ford le ocurrió lo que se le ha achacado en alguna aparición anterior: acusó cierta complacencia, falta de trabajo, poco movimiento de piernas (quedándose demasiado en las cuerdas) y no dominar los asaltos como su mejor técnica debería permitirle. De todos modos, acabó con buenas sensaciones buscando agradar, consciente de la potencial audiencia del evento. Los jueces puntuaron la pelea con un inclasificable 78-74 para Pérez, 77-75 para Ford y 76-76, siendo un empate difícil de digerir.

Austin Williams (8-0, 6 KO) peleó con el veterano Denis Douglin (22-8, 14 KO) en el límite del peso medio. «Ammo» Williams no quiso permitir que la pelea se plegase a una interpretación de los jueces tan aleatoria como la que abrió la velada, y quiso buscar desde el inicio un dominio nítido de las hostilidades. Douglin, experto hasta para pegar con sutileza al salir de los agarres, fue una gran prueba para un Williams que aprenderá mucho de este test, bien casado por parte del matchmaker de Matchroom. El trabajo duro da sus frutos, y Williams superó el examen con notable alto, solo faltándole noquear al resistente y pícaro oponente que le ofrecieron esta noche. Se llegó a la distancia de ocho asaltos, y los jueces puntuaron 79-73, 79-73 y un irrisorio 77-75, siendo inconcebible que Douglin se apuntase tres de los ocho rounds.

Ya con títulos mundiales en juego, el japonés Hiroto Kyoguchi (15-0, 10 KO), se presentó en Estados Unidos defendiendo su campeonato global WBA minimosca. Su rival fue el mexicano Axel Aragón Vega (14-4-1, 8 KO), pequeño pero aguerrido. Desde el primer asalto, se vio un precioso combate con multitud de golpes a la zona hepática del rival, esparciendo en la lona una fina capa de paté para el deleite del público presente, muy animoso ante la intensa actividad. Cuando el combate entraba en una dinámica muy favorable al oriental, Vega sufrió una lesión en la mano y se dio la vuelta, queriendo dejar de pelear, ante lo que Kyoguchi, con instinto asesino, fue a golpearle con cierta pasividad del árbitro, que con el mexicano sentado en las cuerdas ya sí que intervino y paró el combate.

En el hueco producido por este KO, Matchroom pudo insertar el combate del peso superwélter entre el francés medallista olímpico Souleymane Cissokho (12-0, 8 KO) y el mexicano Daniel Echeverría (21-11, 18 KO). Ágil se mostró el nacido en Dakar, muy superior a Echeverría desde el primer tañido de campana, pero sin arriesgar en exceso. Abucheado en el quinto asalto por un público soberano a la par que impaciente, Cissokho intentó acrecentar su eficacia ante un Echeverría que mostraba ciertos signos de cansancio. Así, el azteca cayó a la lona en el último minuto del round, sin parecer excesivamente dañado. Sí le mermó un cabezazo en la nariz, preludio de una nueva caída en el siguiente asalto, justo antes de que el árbitro parase la pelea. Buena imagen del franco-senegalés en su vuelta a la acción tras año y medio de parón.

Llegaba la unificación total de los cinturones femeninos del peso wélter. Los cuatro estaban en liza para la estadounidense Jessica McCaskill (9-2, 3 KO) y la noruega nacida en Colombia Cecilia Braekhus (36-1, 9 KO), tras la victoria ajustadísima de la primera hace meses sobre la segunda. McCaskill procuró dejar pocas dudas sobre su ventaja sobre la escandinava con un ritmo superior y unos golpes mucho más certeros, poniendo en apuros a Braekhus en varias ocasiones desde los primeros asaltos. Para mayor desnivel, elárbitro quitó un punto a la noruega en el séptimo asalto por agarres excesivos, algo que podía estar ocurriendo, pero se entiende que el aviso debería preceder a la sustracción. Aparte de la actuación arbitral en un asunto puntual, no se vio a la Braekhus de siempre, la que aparentemente no perdió el año pasado contra McCaskill, sino a una boxeadora muy desmejorada que recibió múltiples golpes de poder. Los jueces mostraron esa superioridad de la estadounidense por 100-89, 99-90 y 98-91.