Pablo Sanz
Si hay un personaje al que todo el mundo conoce aunque no sea por el boxeo ese no es otro que Mike Tyson, un gran boxeador que recientemente ha vuelto a subirse a los cuadriláteros y con una vida más allá del deporte tan excéntrica y polémica que ha cubierto horas y horas de información.
“Iron Mike” nació en Brooklyn, Nueva York en 1966, en el seno de una familia sin apenas recursos, no conoció a su padre y su madre tenía que mantener tres hijos. Acabó viviendo incluso en edificios abandonados sin agua ni luz. Con tan solo 13 años Mike ya había sido arrestado 38 veces.
Envuelto en numerosos problemas desde peleas callejeras a robos y asaltos, Tyson acaba en un centro de detención juvenil pero vuelve a tener problemas y termina finalmente en un centro penitenciario donde conoce a Bobby Stewart un ex boxeador que le presenta al famoso entrenador Cus D’Amato que se hizo cargo de su tutela y su carrera en el boxeo por fin daba sus primeros pasos.
En 1981 ganó su primer combate amateur, además ganó todos los torneos regionales triturando literalmente a sus rivales que veían enfrente a un chico de 14 años con 91 kilogramos de peso, de ahí que comenzasen a apodarle “the tank”. Se pasó al profesionalismo en 1985. El 6 de marzo debutó frente al puertorriqueño Héctor Mercedes al que derrotó en el primer asalto.
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Tras una serie de victorias fáciles empezaron a aparecer las primeras salidas nocturnas del antiguo Mike y su físico lo notó, ante James Tillis y Mitch Green, aunque finalmente se impuso, las peleas se fueron hasta el décimo asalto.
Así llegó su oportunidad para disputar el título mundial ante Trevor Berbick en 1986. A pesar de tener síntomas de una enfermedad de transmisión sexual y no estar a tope, Tyson derrotó al campeón en el segundo asalto y logró convertirse a sus 20 años y 4 meses en el campeón mundial de los pesos pesados más joven de la historia. Su estilo agresivo y la devastadora potencia de sus puños propiciaron que en sus primeros dos años ganase 28 combates de los cuales 26 terminaron en KO, 15 de ellos en el primer asalto y cinco en el segundo, una barbaridad.
Más tarde en 1987 declaró su intención de unificar los títulos aunque por aquel entonces la personalidad depresiva de Mike empezaba a pasarle factura con salidas nocturnas y falta de preparación. Aun así fue capaz de imponerse al entonces campeón de la Federación Internacional de Boxeo Tony Tucker y poco antes había hecho lo propio con el títulos de la Asociación Mundial de Boxeo, para así proclamarse en campeón indiscutido del peso pesado.
Sin embargo, en esta época sus problemas personales y de violencia eran cada vez mayores, tuvo un accidente de coche, se separó de su primera esposa e incluso tuvo una pelea callejera. Su madre falleció y así cayó derrotado ante James Douglas en un combate del que más tarde se quejaría de la lentitud en la cuenta del árbitro cuando había derribado a Buster.
En 1992 fue condenado a más de seis años de cárcel por violación aunque finalmente cumplió tres años y ocho meses.
A su salida cabe destacar sus dos peleas con Evander Holyfield. En la primera Tyson acabó siendo derrotado en once asaltos por KO técnico y en la revancha, tras quejarse ya en la primera de los numerosos cabezazos de Holyfield, acabó mordiendo la oreja de este y arrancando parte del lóbulo, una de las imágenes icónicas de la historia del deporte. Ahora ha vuelto con más ganas y más en forma que nunca a sus 55 años, aunque sea para combates de exhibición.