Antonio Salgado Pérez
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Zaragoza. 17 de abril de 1974. “Gitano Jiménez” vence por k.o. en el 15º asalto a Elio Cotena. Campeonato de Europa de los pesos plumas.
UN K.O. DE CARAMBOLA
Nunca mejor interpretado el k.o. como en esta ocasión. Porque el k.o., amables lectores, y es una opinión muy particular, no deja de ser un puro accidente dentro de las variadas alternativas que atesora esta milenaria y olímpica manifestación del músculo. El boxeador que se precie de serlo no sube al ring en busca de ese resultado; va en busca de la victoria. Y no tratamos de implantar ambigüedades. El k.o., si nos apuran, es algo muy complementario en este deporte que glosó el mismísimo Homero.
Y ahora, por la pequeña pantalla, un boxeador con tantas guedejas como imprecisión; y con evidentes lagunas en el directo de izquierda y en la técnica , “noquea”, en las postrimerías de un combate muy embarullado, a su adversario, el italiano Elio Cotena, que poseía tan buena guardia como testa para lanzarla por delante.
Un k.o. sin golpe descrito; un fuera de combate que no fue precedido por acciones violentas pero sí por un involuntario empujón, que doblaron las piernas del trasalpino, que se derrumba, da con sus glúteos sobre la lona e, inmediatamente después, su cabeza, desmadejada, sin fuerzas, recibe por la parte trasera el auténtico puntillazo, que oscureció su mente y le sumió, durante varios segundos , en las tinieblas del fuera de combate.
En muchas, muchísimas ocasiones, ha sucedido idéntica circunstancia entre el ensogado. Un púgil que cae al entarimado de golpe más preciso que potente; su anatomía se desploma; pero una parte vitalísima de ésta, la cabeza, hace de amortiguador. Tal coyuntura no sólo ha costado radicales derrotas sino desenlaces mucho más crueles.
La cámara lenta, esa técnica televisiva que constituye una pesadilla para árbitros futbolísticos en la ” moviola dominical”, es una escuela de aprendizaje cuando actúa bajo los focos del cuadrilátero. Porque con aquellas imágenes veíamos el embarullamiento de la lid; la escasísima elegancia de los contendientes; una especie de lucha kafkiana , que algunas veces nos presentaba escenas de baile, de estrafalario ballet o ribetes de refriega callejera.
Es una lástima que el afán que ahora, en su nueva etapa, nos brinda Televisión Española , se vea empañado con esta clase de boxeo, pues no hay que olvidar los últimos cabezazos de Tony Ortíz o el réquiem de Urtain… Da un poco de sonrojo comprobar que “Gitano Jiménez” junto con el valiente Tony Ortiz sean en la actualidad nuestros dos únicos campeones de Europa con guantes de seis onzas…
No podemos ocultar la formidable preparación física del calé; sus ansias de llevar la iniciativa aunque era papel que , por táctica, no le correspondía por su condición de campeón, que debe esperar el ataque. Y poco más . “Gitano” Jiménez es un campeón circunstancial. Encabeza-ya lo hemos indicado- una caravana de provectos del ring; uno de éstos es Elio Cotena, de 29 años, que a pesar de su amplio calendario en un ring , hizo alardes de rapidez; lució buena guardia; estimable estilo “ripostador” y aportó la escasísima precisión que se observó en el cuadrilátero maño.
Pero uno añora otras vivencias. Uno siente determinada nostalgia ante estos espectáculos. Porque nos acordamos de otras muchas facetas pugilísticas . Aflora a nuestra mente un buen directo de izquierda; un afiligranado juego de piernas; una habilidad defensiva; un saber estar entre las doce cuerdas; una elegancia, cierta prestancia y ritmo combativo.
En este campeonato de Europa no hemos visto lo que se dice boxeo. Vimos un “toma y daca” con calificación de suspenso. Y lo peor del caso es que era eso, un campeonato continental. Vimos, en fin , como todo un campeón de Europa se “desmayaba” para forzar la descalificación de su antagonista y como un púgil llamado Elio Cotena, que se había hecho acreedor a los “honores” de un match nulo, era sentenciado en el último minuto del último asalto por un k.o. de auténtica carambola.
El ovetense José Antonio Jiménez Jiménez “Gitano Jiménez” había conseguido el título de Europa en mayo de 1973, en Gijón, venciendo, por puntos, al coaspirante oficial, el escocés Tommy Glencross. El título estaba vacante por renuncia de Pepe Legrá. Y el asturiano lo revalidó un año más tarde, en Madrid, imponiéndose por puntos, en quince asaltos-que era por aquel entonces la distancia habitual- al francés Daniel Vermandere. Y lo retuvo, por segunda vez, ante Elio Cotena que, como hemos dicho, perdió de carambola en el último round. Por aquel entonces “Gitano Jiménez” tenía 22 años y celebraba su combate profesional número 42.