Darío Pérez
@Ringsider2020
El Dignity Health Sports Park de Carson, coqueta ciudad con 50 años de vida en el área metropolitana de Los Ángeles, alberga una velada organizada por Premier Boxing Champions, que discurrirá en la madrugada del sábado al domingo, si nos situamos en horario español. El evento está distribuido en dos partes, siendo la segunda en PPV también en Estados Unidos, y capitaneada (hablaremos del excepcional respaldo en otra noticia) por el duelo del peso pesado entre Andy Ruiz (33-2, 22 KO) y Chris Arreola (38-6-1, 33 KO). Es un derbi californiano de mexicanos-estadounidenses, ambos residentes muy cerca de la frontera en dos poblaciones, Escondido e Imperial, que están únicamente separadas por cien kilómetros. Andrés Ruiz contra Cristóbal Arreola… ¿Les suena más hispano?
Ruiz asombró al mundo cuando, en junio de 2019, noqueó al entonces campeón mundial en tres organismos Anthony Joshua. Muchos fuimos Andy Ruiz esa noche, un hispano gordito, sin apenas posibilidades de destronar al fibroso campeón, un prodigio de la naturaleza hecho del mejor ébano y diseñado para boxear, invicto y raudo hacia el imaginario del aficionado para ser incluido entre los mejores púgiles pesados de la historia. Y más identificados nos sentimos cuando Ruiz caía a la lona en el tercer asalto, momento en el que un amplio sector de televidentes dio por terminada la pelea y no vivió, por buscar el sueño precoz, el asombroso coraje que hizo remontar épicamente al californiano.
Pero no todos saben digerir la gloria, y este fue uno de esos casos en los que el disfrute se antepone al sacrificio del deportista. Así, habiendo entrenado poco y mal, en palabras de quienes le rodeaban, con una dudosa alimentación y una no dudosa ansia por la celebración, pocos meses después Joshua recuperaba los cinturones en una pelea sosa, en la que no necesitó ningún riesgo para vencer cómodamente a Ruiz, imponiendo un ritmo físico uniforme y dedicándose a mantener la distancia, moverse y ejecutar un plan de pelea bien medido. La reflexión posterior, el cambio de entrenador de Manny Robles a Eddy Reynoso y una excelente ética de trabajo que le ha llevado a perder más de quince kilogramos nos hacen indicar que podríamos estar, ojalá, ante un nuevo Andy Ruiz, otro agente que animaría la ya de por sí amena división del peso pesado. Con 31 años, tiempo tiene.
Su rival tiene algunos más, cuarenta primaveras. Y más guerras que un espartano. Profesional desde 2003, sus rivales abarcan desde Vitali Klitschko, Deontay Wilder o Bermane Stiverne (sus tres oportunidades mundiales fallidas) a multitud de rivales del segundo escalafón mundial: Travis Kauffman, Eric Molina, Tomasz Adamek, Chazz Witherspoon o, el más reciente, Adam Kownacki, su último rival en agosto de 2019. Pese a perder por decisión unánime, Arreola lanzó 1125 golpes en la batalla, récord absoluto para un peso pesado desde que se computan tales estadísticas. Por consiguiente, Ruiz va a tener que mostrar todos los progresos defensivos que ha podido aprender de Reynoso o de su amigo «Canelo» Álvarez, con quien comparte entrenamientos.
Andy Ruiz es claro favorito, pero es una pelea que apetece ver. Y más cuando ambos llevan desde 2019 inactivos, algo que le da un puntito de incertidumbre que se añada a los, ya no pocos, alicientes que presentaba el choque. Y en España tendremos el placer de poder seguirlo, por el acuerdo de la promotora de Al Haymon con FITE, que nos ofrece la velada completa. El combate entre Ruiz y Arreola podría comenzar en torno a las 5:45 de la madrugada. Se puede contratar por unos 10’70 euros al cambio aquí.