
Tras este fin de semana, uno de los grandes ganadores sin duda fue Sebastián Fundora, que retuvo sus títulos mundiales WBC-WBC superwélter. El californiano, hermano de la campeona indiscutible del peso mosca Gabriela Fundora, terminó antes del límite con su aspirante. Fundora hizo buenos los pronósticos que no veían en Chordale Booker un rival a la altura, y ni siquiera completó la mitad de los doce asaltos reglamentados para mostrar su enorme superioridad y provocar el fuera de combate. De raíces mexicanas y cubanas, el larguísimo boxeador (que es el campeón mundial activo más alto con 1,98 m, algo increíble para un superwélter) sigue siendo un púgil carismático que olvida su diferencia de alcance para buscar guerras en la media y corta distancia.
Decíamos hace unos días que Fundora tenía varias opciones de futuro, pero ya ha quedado claro que este pasa por satisfacer sus obligaciones como campeón WBO. Dicho estamento, por medio de su nuevo presidente Gustavo Olivieri, ha dejado claro que el de Coachella ha de defender su título ante el retador oficial, el portorriqueño Xander Zayas. La promesa de 22 años ya ha sido varias veces campeón intermedio del organismo y, desde este (curiosamente, con sede en San Juan, la capital boricua) ya se ha dejado clara la obligación al campeón.
Zayas ya está preparado, pese a su juventud, por lo que ambos púgiles y sus equipos tienen cuatro meses para que se dé el pleito, muy atractivo para el espectador. Será difícil que PBC (empresa promotora de Fundora a través de Sampson Lewkowicz) y Top Rank, en nombre de Zayas, logren un acuerdo cercano, pero la situación ya no es el bloqueo de hace unos años y podría llegar pronto el apretón de manos.
Así las cosas, el campeón mundial IBF, Bakhram Murtazaliev, que también había expresado interés en Fundora para unificar tres de las cuatro coronas, ha de esperar y buscar una defensa mundial para los próximos meses.