José Manuel Moreno
@josemorenoco
Foto: Marca
Japón es otro mundo, también en el boxeo y no solo porque sus campeonatos mundiales se disputen en mitad de semana o porque las peleas comiencen a las 7 de la tarde, hora local. También porque su público es especialmente deportivo y porque apoyan de forma increíble a un deporte del que ahora mismo son el segundo país en número de campeones mundiales. Detras del excampeón Hozumi Hasegawa (33-5, 15KO) habían más de 11.000 aficionados, detrás de nuestro compatriota Kiko Martínez (31-4, 23KO), solo dos personas, los integrantes del «Team Kiko Martínez«: Pablo Sarmiento y Miguel de Pablos. La pelea comienza a las 12:00 hora peninsular de España, siete horas más en el país del sol naciente. El primer asalto ofrece una versión más decidida del japonés, más incisivo, menos especulativo, suelta buenas izquierdas, con estilo, con clase. Kiko, eso sí, reacciona en los últimos treinta segundos y arrincona a Hasegawa contra las cuerdas. 9-10 para Hasegawa
En el segundo round, los dos gladiadores, que eso fueron hoy los dos boxeadores en Osaka, salieron en tromba para vencer antes del límite, y ahí pocos se pueden equiparar al alicantino en su división.
Después de un intercambio tan espectacular como espeluznante, una derecha «criminal» de Kiko se estrella en el rostro de Hasegawa que visita la lona por vez primera al minuto exacto de este asalto. Cuenta de ocho y el rostro de Hasegawa que era más propio de un 12º asalto que del segundo episodio de un combate. 10-8 para Kiko.
Se recupera aparentemente el japonés, con muchísima casta en el tercer round y vuelven a reproducirse durísimos intercambios en el centro del ring. El japonés también empuja demasiado al español, ante la inoperancia del árbitro estadounidense Robert Byrd. Gran igualdad pero por mayor número de golpes impactado, 10-9 para Hasegawa.
En el cuarto round Hasegawa sigue golpeando más, sobre todo con su izquierda (es zurdo de guardia) pero en el último minuto Kiko se lanza a por su presa con todo, provocando que el árbitro detenga la pelea a 0:54 del final del asalto, para que el médico del ring inspeccione la deteriorada ceja izquierda del japonés. Sigue la pelea, que parece decantada para el de Torrellano. 10-9 para Kiko.
En el quinto asalto, «La Sensación» se muestra dominador, pero Hasegawa conecta varias izquierdas que provocan el entusiasmo de su público. Estamos asistiendo a un gran combate, en el que los dos boxeadores arriesgan muchísimo buscando el nocaut. 10-9 para Hasegawa que conecta los mejores golpes.
En el sexto episodio, Hasegawa cambia de táctica, sabedor de cómo de mal tiene su ceja izquierda y se limita a buscar el contragolpe. En pleno dominio del español, a Kiko se le escapa un golpe en un clinch, y el árbitro le descuenta un punto. 9-9.
En el séptimo se precipitan los acontecimientos. Kiko quiere acabar con el pleito, y a 2:02 del final del asalto mete un misil en la guardia del japonés que lo vuelve a tumbar. La suerte está echada. Kiko se va como un ciclón a por su presa, y a falta de 1:40 vuelve a derribar a un Hasegawa que no sabe si está en Osaka o en Alicante, así de fuerte golpea nuestro compatriota. Byrd detiene la pelea. Nadie protesta. Final de la historia. Podemos presumir de tener un extraordinario campeón. En Atlantic City, en Elche, en Osaka y donde le pongan. El público ovaciona a ambos pugilistas, y despide a su compatriota en loor de multitudes, menudo ejemplo para los públicos de otros países y de otros deportes.
El nuestro, que revalida corona mundial del peso supergallo de la IBF, lo celebra con una serena alegría de campeón consolidado con Pablo Sarmiento y Miguel de Pablos. Pero detrás tiene a un país entero que suspira porque en el próximo campeonato del mundo, este fenómeno de los rings, digno heredero de los Carrasco, Velázquez, Durán o Castillejo, boxee en casa o fuera, pero que la gente, la gente del boxeo, contribuyentes como los seguidores de los demás deportes, lo pueda disfrutar por televisión. Sería la guinda a este pastel goloso en que se ha convertido este maravilloso boxeador. Estamos orgullosos de él.