Darío Pérez
@ringsider2020

Buena velada la que hemos vivido esta pasada noche en el Manchester Arena, donde Queensberry Promotions puso de manifiesto que Reino Unido lleva seria ventaja al resto del mundo en hacer galas donde se implique el público y los árbitros influyan en las peleas.

Liam Davies (15-0, 7 KO) mantuvo el título europeo supergallo ante el italiano Vincenzo La Femina (13-1, 7 KO) en una pelea intensa, donde ambos púgiles besaron la lona en diferente medida en el tercer round y La Femina se fue viendo superado a medida que pasaban las acciones. En ese fatídico quinto parcial para el transalpino, una combinación de recto y croché desarboló al aspirante y el árbitro, con buen criterio por única vez en la noche, paró las acciones.

El inglés Nick Ball (19-0, 11 KO) se impuso en eliminatoria mundial WBC pluma al ghanés Isaac Dogboe (24-4, 15 KO) en todo un ejemplo de pelea donde el árbitro, con una actuación sibilina, influye en el resultado. Fue un compendio de irregularidades de Ball: agarrones, golpes de antebrazo, empujones, etcétera, ante un Victor Loughlin que no sabría poner orden ni en su comunidad de vecinos y convirtió lo que comenzó como encuentro competitivo en un anodino combate ante el que esperar el final para escuchar la decisión casera. Y así fue, en favor de Ball por 119-108. 118-109 y 116-111, ante lo que hay que tener en cuenta una caída (por decir algo) del africano en el asalto cuarto.

El resto de resultados fueron los siguientes:

Nathan Heaney (18-0, 6 KO), en el envite de fondo, arrebató el título británico del peso medio a Denzel Bentley (18-3-1, 15 KO) por decisión mayoritaria (114-114, 115-113 y 116-112) en un encuentro igualado donde el ganador supo jugar sus bazas y el favor del público, que coreó (me incluyo) el Delilah de Tom Jones como si fuera la canción de moda del momento.

En título mundial femenino, Ema Kozin (24-1-1, 12 KO) sorprendió por decisión unánime. a la local Hannah Rankin (13-7, 3 KO) para anotarse los duelos WBC y WBO superwélter. El combate fue horrible, sin ritmo y de una calidad técnica paupérrima. Los organismos deberían plantearse si no es mejor dejar el título vacante para darle valor antes de entregarlo a púgiles muy lejos de merecerlo. Las puntuaciones fueron divididas, 98-92, 96-94 y 94-96 para la eslovena.

Harry Scarff (13-2, 3 KO) superó a Ekow Essuman (19-1, 7 KO) con todo merecimiento para alzarse con los títulos británico y Commonwealth del peso wélter (117-112, 116-113 y 115-113).

Solomon Dacres (8-0, 2 KO) debutó para Frank Warren robando el título británico del peso pesado, ya que se impuso injustamente a Michael Webster (9-1, 6 KO), que metió las mejores manos del duelo con crecer mediante unas desvergonzadas puntuaciones de 95-95, 96-93 y 96-94.

En resumen, buen cartel de boxeo que, sin embargo, al ser tan descaradamente localista en lo que a jueces y árbitros se refiere, desluce la limpieza del deporte más bello del mundo. Ya queda una velada menos para ver a algunos sinvergüenzas ocupar el ring para impartir, siempre supuestamente, justicia con total impunidad robando los triunfos a quienes más lo merecen.