Darío Pérez
@ringsider2020

El británico Liam Smith argumentó los motivos de su derrota de anoche ante su compatriota Chris Eubank Jr. en la rueda de prensa posterior a la pelea.

Smith desveló que la lesión de espalda que obligó a posponer el combate de revancha en junio fue más grave de lo que se esperaba, por lo que no pudo estar activo durante unas semanas. Eso le llevó a un peso excesivo que fue un lastre durante la preparación y en la propia contienda de anoche.

Fue un combate extraño, donde parecía moverse de manera poco natural el excampeón superwélter. Pudimos apreciar cómo se doblaba claramente un tobillo y, al reestablecer su posición, se torcía el otro, en los compases iniciales, pero siempre en una tónica de movimientos de piernas torpes y, en cierto sentido, anárquicos. Tampoco le ayudaron los agarrones de Eubank, que tenía muy claro su plan: nunca permitir que su adversario pudiera trabajar en la corta distancia, para evitar que la historia de enero se repitiese.

Liam Smith dejó claro que ganó el mejor y no quería poner excusas (juzguen ustedes, estimados lectores), pero también hizo patente lo lastrado que peleó, especialmente desde que se dobló la articulación: «Me era imposible mover los pies. Y cuando lo intenté, me torcí el tobillo. Es una de esas cosas que te *****, una de tantas. Todo fue mal desde el inicio, no hace falta ser un genio para ver que me sentía agotado desde que salí. El peso me mató tras la lesión, tuve que bajar 42 libras (19 kilos) y eso es un peaje que llevas al ring y pagas. Estaba muy pesado cuando comencé el campamento, pero no es que me cueste demasiado dar el límite del medio, sino que la lesión me tuvo parado y fue una bajada muy pronunciada. El problema es que no podía lanzar golpes, no tenía fuerzas ni siquiera para contraatacar y eso hizo que Eubank además fuera cogiendo confianza para hacer su boxeo. Pero, aparte de ello, Chris fue hoy mucho mejor que yo. Cuando gano, lo celebro; cuando pierdo, lo reconozco».