Daniel Pi
@BastionBoxeo
Dando un paso adelante más en su sensacional e histórica carrera, la pasada madrugada en el Madison Square Garden de Nueva York (Estados Unidos) el top de todos los pesos Vasyl Lomachenko (11-1, 9 KO) batió en el décimo asalto al campeón mundial WBA, y para muchos número 1 de la categoría, Jorge Linares (44-4, 27 KO) para proclamarse campeón en una tercera división de peso, tras haber reinado en el peso pluma y en el superpluma, si bien padeció el primer knockdown de su trayectoria.
Lomachenko inició el combate tomando la iniciativa, pero Linares se mostró muy atento con sus directos arriba y abajo para mantener a raya el despliegue del ucraniano, que hizo valer notables acciones defensivas desde el inicio. De todos modos, aunque el venezolano anotó algunos claros ganchos al torso, en el segundo asalto Lomachenko comenzó a usar sus velocísimas combinaciones, entre otras, encadenando el directo zurdo con curvos de mano adelantada. Este repunte ofensivo de “Loma” se mantuvo en el tercer asalto acompañado de excelentes esquivas, aunque Linares ofreció notable respuesta, por ejemplo, utilizando su uppercut a la contra.
No obstante, trazando una línea ascendente en su rendimiento, Lomachenko comenzó a impactar con creciente precisión el jab, a bloquear cada vez más golpes de su rival y a boxear, en definitiva, con mayor fluidez, sorprendiendo a Linares con sus manos encadenadas con variación de altura y con precisos y rapidísimos uppercuts. Así, para el quinto asalto “El Niño de Oro” comenzaba a desdibujarse aceleradamente ante el perfecto directo zurdo de Lomachenko y su poco llamativo pero letal trabajo al torso. Todo ello sin dejar de ofrecer formidables cambios de línea, giros y otras acciones realmente plásticas.
A pesar de ser sacudido al final del quinto asalto, Linares no se rindió y siguió aguardando su ocasión hasta que en el sexto episodio una derecha recta aislada a la contra tiró inesperadamente a la lona a Lomachenko, que no quedó dañado. Con las tarjetas ajustándose con la caída, Linares recobró algo de moral, pero el buen uso del jab y la rapidez de piernas de Lomachenko le permitieron mantener el control en el séptimo round y pasar al ataque de nuevo en el octavo.
En cualquier caso, pese a que Linares llegó con una buena combinación en el noveno que desequilibró a su rival, la pelea se había enfriado en gran parte, cosa que favorecía a un Lomachenko cada vez más efectivo con sus directos y que explotaba el creciente cansancio de su contrincante. Finalmente, en el décimo asalto, Lomachenko, después de conectar varios uppercuts y jabs, alcanzó a Linares con un uppercut zurdo encadenado con un croché diestro, abriendo la puerta a un temible gancho zurdo al hígado que lanzó a la lona al venezolano, que dolorido no pudo levantarse antes de que el árbitro decidiese detener el choque. Cabe mencionar que en el momento de la detención, si bien Lomachenko parecía estar imponiéndose claramente, los jueces tenían en las tarjetas un empate.
Aunque en las semanas previas a la pelea no había asegurado categóricamente si permanecería en el peso ligero en caso de victoria, en declaraciones anteriores al encuentro Lomachenko confirmó que en adelante militará en los 61,2 kg, señalando su promotor, Bob Arum, que el siguiente paso será con total seguridad un enfrentamiento de unificación ante Ray Beltrán, monarca WBO del peso ligero que pertenece a la misma escuadra de Top Rank. Este encuentro resulta interesante de por sí, pero lo es mucho más si se tiene en cuenta que los dos restantes titulares de la división, el WBC Mikey García y el IBF Robert Easter Jr., están emplazados a una unificación. Así, con dos probables choques entre monarcas en los próximos meses la categoría del peso ligero podría llegar a encaminarse, en un escenario ideal, a una fantástica unificación de los cuatro cinturones.