Daniel Pi
@BastionBoxeo
Ante su ferviente público, que abarrotando las 14.000 plazas del Arena Riga de la capital letona no dejó de cantar y animar, el local Mairis Briedis (23-0, 18 KO) derrotó por decisión unánime y cartulinas de 116-110, 115-111 y 114-112 al cubano Mike Pérez (22-3-1, 14 KO) para retener su cinturón mundial WBC del peso crucero, pasar a las semifinales del torneo World Boxing Super Series y apuntar, a inicios del próximo año, a una unificación de coronas ante el monarca WBO Oleksandr Usyk.
Aunque Pérez esta vez no pudo alegar falta de forma o de preparación, su actuación dejó mucho que desear desde el punto de vista mental, mostrando desde muy temprano en la pugna una mala actitud y grandes dosis de frustración incontrolada, elementos ejemplificados en constantes protestas al árbitro y en algunas irregularidades.
Tras el tañido inicial las cosas no comenzaron mal para el cubano, que, como se podía esperar, trató de tomar la iniciativa y usó con cierta agresividad su directo de izquierda al cuerpo y al rostro. De todos modos, después de haber amenazado con dicho puño en el primer round, a partir del segundo asalto Briedis, que acertadamente no dejó de girar hacia la derecha de su zurdo rival, encontró el camino para conectar su recto diestro sobre la baja guardia de Pérez.
Muchos de los ataques por parte de ambos estuvieron marcados por la imprecisión y la precipitación, terminando en clinch, siendo en una de estas descontroladas ofensivas que el retador provocó, con un cabezazo, un serio corte en el párpado izquierdo de Briedis, brecha que fue muy bien cerrada por la esquina pero que le supuso el inmediato descuento de un punto a Pérez según las normas del WBC.
Si bien lo habitual es ver descentrado al boxeador que sufre un corte, en esta ocasión sucedió lo contrario, ya que Pérez empezó a mostrarse dubitativo a la vez que Briedis intensificó sus acciones ofensivas, quizás temiendo una posible decisión técnica. En cualquier caso, el aspirante quedó en una mala posición táctica pronto, puesto que no quería perder la iniciativa ante el campeón, que le atacaba de forma amenazante con su derecha, pero cada vez que intentaba pasar a la ofensiva era alcanzado por temibles uppercuts diestros al contragolpe. Así, neutralizado posteriormente por el jab y el abierto croché de izquierda del local, hostigado por la derecha recta y siendo contraatacado con uppercuts o agarrado cuando trataba de pasar a la ofensiva, las posibilidades de Pérez se diluyeron.
Los mejores asaltos de Briedis llegaron en torno a la mitad, cuando llegó con algunas buenas combinaciones y, sobre todo, estremeció en el séptimo episodio a Pérez con el enésimo uppercut de derecha. Con todo, en el último tramo de la contienda, aunque Briedis siguió haciendo valer buenos pasos atrás para evitar los rectos zurdos de Pérez, el combate se embarró de forma creciente hasta convertirse en un recital de agarres y falta de precisión que dificultó la tarea de los jueces. Sea como sea, y aunque recibió el descuento de un punto por reiteración en los agarres, Briedis supo gestionar su ventaja hasta la conclusión para certificar su triunfo y el acceso a la unificación WBC-WBO en las semifinales del torneo.
Quizás, Pérez hubiese podido ofrecer una mejor pelea con algo más de rodaje y adaptación a la división, pero lo cierto es que su mentalidad no pareció la de un ganador o de quien al menos busca reivindicarse peleando como visitante. Por su parte, Briedis tenía un boxeador complicado delante, puede que el adversario más técnico al que se ha medido, de modo que, además de un cuidadoso estudio ejecutado a la perfección a través de sus directos y uppercuts, no tuvo dudas y recurrió a los agarres una y otra vez para evitar el despliegue del hábil retador, cosa que hizo que la segunda mitad de la pelea resultase tediosa y deslucida y que de cara a su choque ante Usyk vea sus posibilidades de triunfo algo mermadas. Y es que, si el clinch fue una de sus mejores armas ante un confuso Pérez, tendrá muy complicado responder a la movilidad, frialdad, astucia, recursos y audacia del campeón ucraniano, que ha mostrado ya saber responder bien ante este tipo de tácticas.