José Manuel Moreno
A mediados de enero de 2010, el boxeador estadounidense de origen haitiano Andre Berto hacía público un comunicado mediante el que renunciaba a boxear el 30 de ese mismo mes ante el gran peleador Shane Mosley, debido a su bajo estado de ánimo por el terremoto que días antes azotó Haití, y aprovechó para solicitar ayuda a todos sus amigos del boxeo, además de intentar desplazarse a ese país, en el que vivía toda su familia, en cuanto las circunstancias se lo permitieran. Mosley lo entendió instantáneamente y dijo públicamente que oraría por todos los familiares de Berto. Casi cuatro año más tarde, otra catástrofe natural ha puesto contra las cuerdas a Filipinas, a la sazón un país puntero en el pugilismo.
Dentro de unos días, el día 23, un filipino, para más inri, congresista en activo, Manny Pacquiao, tiene un combate ante el norteamericano Brandon Ríos. Desde algunos foros y medios de comunicación se ha especulado con la posibilidad de que Pac Man siguiera el ejemplo de Berto en su momento, olvidar el combate, sin duda, muy importante, su compromiso con Ríos y con el público de Macao, China, pero insignificante comparado con la tragedia de los más de 10.000 muertos y cuatro millones de niños afectados que ha dejado el maldito tifón «Yolanda» donde miles de cadáveres permanecen en el mismo sitio desde el momento del suceso, ante la falta de medios que está mostrando el gobierno filipino.
No se trata de demonizar a un gran hombre y un gran deportista como sin duda es Pacquiao, pero sí que es cierto que se echa en falta al menos un comunicado, un gesto, del auténtico icono de la sociedad y del deporte filipino.