Anoche en el AT&T Stadium de Arlington, en territorio de Texas, Netflix se ha bautizado como proveedor boxístico con una gala que contuvo el duelo por el título absoluto del peso wélter WBC.
Mario Barrios (29-2-1, 18 KO) defendía por primera vez su corona, tras ser alzado en los despachos desde su estado como campeón interino. Se medía a Abel Ramos (28-6-3, 22 KO), que pasó ya apuros en el primer asalto por el poderoso jab del Azteca para caer en el segundo, tras el uno-dos de Barrios. Sin embargo, no hubo daño significativo y el encuentro siguió por los mismos derroteros, con el campeón, más alto y largo de brazos, buscando evitar que las distancias se acortasen.
El cruce era cada vez más tedioso al llegar al ecuador de los doce rounds reglamentarios y Barrios pagó su conformismo al ser cazado, en el sexto, por un puñetazo a la mandíbula por parte del aspirante; las hostilidades se animaron en lo que fue un aviso para el acomodado texano, que no supo reaccionar como debía y fue cediendo mientras Ramos se afianzaba con golpes cada vez más potentes. Sin embargo, los asaltos de campeonato vieron un segundo aire de Barrios que, por su potencia y mayor tamaño, parecía ser más lesivo en sus no muy frecuentes ofensivas.
Cambió, de este modo, la tendencia en esos últimos parciales y se animó mucho la pelea, porque ambos dieron un paso adelante y lanzaron todo lo que tenían, pese a sufrir sendas hemorragias en el rostro. Incluso el dominio de Barrios se acentuó en un último asalto donde sufrió mucho el aspirante, quebrantado y a punto de ceder antes de la campana final. Las cartulinas fueron 114-112 para Ramos, 116-110 en favor de Barrios y un empate a 113, siendo este el resultado predominante. Pareció Barrios dominar más asaltos que Ramos, aunque no ofreció su mejor imagen en Arlington aun reteniendo el título por los pelos.