El congoleño de 32 años Martin Bakole (21-1, 16 KO) es el tapado del peso pesado, el púgil que disimuladamente confía en destronar a cualquiera. Quizás no lo pensara hasta que derrotó a Jared Anderson por KOT en el quinto asalto el pasado 3 de agosto en Los Ángeles (EE. UU.). El africano residente en el Reino Unido ahora espera que los principales nombres de la categoría se acuerden de él. Tras sus últimos triunfos, Bakole está clasificado en los cuatro organismos mundiales, y en un lugar privilegiado en todos ellos, es número 3 del Consejo Mundial de Boxeo (WBC), número 1 de la Asociación Mundial de Boxeo (WBA), número 5 de la Federación Internacional de Boxeo (IBF) y número 3 de la Organización Mundial de Boxeo (WBO).
El mensaje que quiere lanzar, transmitido por su mánager Ben Shalon, es evidente que está dirigido a Turki Al-Sheikh, mandamás del proyecto saudí. Bakole espera entrar en la velada que encabezará la revancha entre Oleksandr Usyk y Tyson Fury el 21 de diciembre.
Más allá de sumar una nueva victoria y percibir una buena bolsa, un triunfo en un evento de esas características situaría a Bakole más cerca de un enfrentamiento ante el ganador del Usyk vs. Fury.
El congoleño no está solo en la carrera por ser el próximo oponente de las estrellas del peso pesado. Daniel Dubois tendrá que otorgar una revancha a Anthony Joshua, tras derrotarlo por nocaut. Agit Kabayel o Joseph Parker también aguardan su oportunidad. Pero todo está en manos de Al-Sheikh, que no le hará ascos a montar unas eliminatorias para determinar el futuro de su categoría predilecta.
También se ha hablado de la posibilidad de pelear en China ante Zhilei Zhang, pero lo que Bakole no quiere permitir es que se enfríen sus posibilidades de llegar a lo más alto y ser uno de los púgiles preferidos por los aficionados para protagonizar las grandes galas.