José Manuel Moreno
@josemorenoco

Floyd Mayweather estuvo exigente antes de la pelea, no quiso que Maidana peleara con los guantes previstos, alegando poca protección en la zona de los nudillos (con razón gana con tantos nocauts el hijo de … dicen que exclamó).Y también exigió al final del combate, que en caso de posible revancha, no le arbitre el experimentado Tony Weeks. Pero durante los 36 minutos de pelea, hacía años que un rival no le exigía tanto al mejor púgil del mundo. Maidana fue un toro, un búfalo, un… pongan el animal, con perdón, más fiero que encuentren en la fauna sudamericana, que embestía, que bufaba, que se echaba encima del rival, que lanzaba «volados» como si quisiera separar la cabeza del tronco del afroamericano. La gente, el público, otra vez mayoritariamente en favor del visitante, se volvía loca gritando «Chino, Chino» o «Argentina, Argentina», como si estuvieran en La Bombonera o en el Monumental de River, no se me molesten. La derecha de Floyd empieza a verse tímidamente en el segundo round, en pleno dominio, quise decir aplastamiento de Maidana, que posiblemente hizo el combate que otros rivales de Mayweather quisieron pero no se atrevieron. Gloria al «Chino». Pero Floyd es mucho Floyd, y entre clinch y clinch, eran hasta incómodos hasta de ver, sacaba algunas manos propias de un as del deporte.

Maidana se fajaba al 200 % que dicen en Argentina, lo intentaba todo, pero Floyd aguantaba el chaparrón dentro de una pelea que no era vistosa pero sí épica por el intento superlativo de superar un boxeador que gana 1,5 millones de dólares a otro que gana 32. En el ring no se apreciaba tanta diferencia, la verdad. En el cuarto round empieza a sangrar la ceja derecha (impoluta, como su palmarés) de Mayweather, y a partir de ese momento, el que trabaja más en su esquina es Robert García, su veterano «cutman» ya que su propio padre y preparador, estuvo, pero más bien como espectador privillegiado. ¿Qué le va a enseñar a su hijo a estas alturas, pensará Floyd Sr.? Maidana, en el quinto round, por meter, metía hasta la pierna, será un admirador de Messi, no lo dudamos. Para el gusto de Mayweather, Tony Weeks siempre separaba a ambos gladiadores tres segundos más tarde de lo que debería. En la segunda mitad de la pelea, Mayweather, eso sí, a ratos, puede empezar a boxear en la media distancia, ¡qué placer!

Si Maidana es un toro o vayan a saber qué, Floyd es la CIA, la mismísima inteligencia americana. Maidana no se da por vencido, no se equivoquen, y en el octavo asalto, salta al ring como si fuera el primero, pero no es Superman, y la velocidad no es la misma. El cansancio empieza a hacer mella en el argentino y Mayweather se empieza a sentir al fin a gusto en el ring. Algunos ¡oh! del público premian las excelentes manos, llenas de precisión y elegancia, del estadounidense. Pero Maidana (el espíritu de Monzón revolotea por Las Vegas) no se rinde, quiere morir matando, ¿acaso lo dudaban? y empuja tanto, que hasta saca del ring a su sorprendido rival en el undécimo asalto. El último asalto nos muestra cómo sería el boxeo sin tácticas, estrategias…. ni cansancio. Ambos a por todas, intercambiando resistencia, ni Weeks podía separarlos, acaso querían terminar «bailar pegados». La lucha acaba. Los dos han dado lo mejor de sí mismos. Un juez da nulo. Hay gente «pa tó», los otros dos conceden cuatro y seis puntos para el número 1 del mundo. Yo coincido en el 117-111, aunque entre los que lean esto habrá opiniones para todos los gustos, si ni los jueces ven la misma pelea…. Maidana, eso sí, también gana. Mayweather acepta la revancha sin rechistar. Sin Weeks, eso sí. Así se quita de encima la molestia de enfrentar a un tal Manny Pacquiao. ¿Les suena de algo?