Daniel Pi
@BastionBoxeo
No se esperaba que Jaime Munguía (32-0, 26 KO) tuviese que trabajar demasiado en la tercera defensa de su cinturón, es más, era mayoritaria la opinión de que su retador Takeshi Inoue (13-1-1, 7 KO) no podría resistir demasiado tiempo su tremenda capacidad ofensiva, considerando muchos que el combate estaba muy mal emparejado. Pero el boxeador japonés no sólo aguantó sino que, la pasada madrugada en el Toyota Center de Houston (Estados Unidos), ofreció una intensísima resistencia, desembocando el encuentro en una formidable batalla con durísimos intercambios en los que ambos fueron estremecidos.
La lástima, como tantas veces, fueron las cartulinas, que le dieron la victoria unánime a Munguía con unas puntuaciones tan sumamente atroces que sonrojan, puesto que pese a la igualdad del duelo y el tremendo esfuerzo del nipón, los jueces Javier Martínez y César Ramos otorgaron un doble 120-108 imposible de justificar y Levi Martínez un 119-109 más moderado pero igualmente nefasto. De nuevo los jueces volvieron a ser los peores enemigos del noble arte después de una excelente pelea.
Tratando de mostrar que cuenta con mejores recursos técnicos de los que verdaderamente tiene y buscando evidenciar una versatilidad que no parece su mejor virtud, Munguía salió al ring dispuesto a desplazarse cercano a las cuerdas y a utilizar sus largos brazos para intentar martillear a un Inoue con desventaja en altura. Con todo, el retador acortó la distancia y encerró en las cuerdas a su oponente, lanzando contra él agresivas andanadas de golpes curvos.
El mexicano se mostró inicialmente bastante poco preciso, evidenciando otra vez enormes carencias defensivas a pesar de su insistencia en los entrenamientos para suplir los defectos en ese ámbito. En cualquier caso, su eficacia ofensiva no fue ni mucho menos tan abrumadora como siempre, fracasando en sus intentos, poco firmes, de tomar la iniciativa y, por lo tanto, encontrando más motivos para seguir su táctica basada en la movilidad.
Aunque inicialmente Inoue llegó con ganchos muy claros, poco a poco Munguía fue entrando en la pugna con un extraordinario uso de los hooks al torso y con puños al rostro en trayectorias más abiertas, si bien continuó siendo encerrado en las cuerdas y teniendo que soportar las manos de un aspirante con una voluntad de hierro. Aun así, desde el ecuador el monarca impactó demoledores golpes de poder, especialmente con su gancho y su uppercut zurdo, sacudiendo a un Inoue que mostró un encaje sobrenatural y que en el octavo asalto se manejó bien en los intensísimos intercambios de golpes que se produjeron en la distancia corta.
De hecho, tanto en el noveno como en el décimo asalto Inoue estremeció a Munguía con repetidos ganchos diestros, aunque en el segundo de los asaltos mencionados el boxeador perteneciente a Golden Boy Promotions reaccionó y con andanadas de golpes dejó muy tocado al aspirante. Por ello, pese a que el japonés no se rindió y siguió luchando por la victoria hasta el final, superando todas las expectativas y sobreponiéndose a sus desventajas en experiencia, pegada, destreza y velocidad, en los últimos rounds Munguía controló mejor las acciones y llegó muy bien con su uno-dos-gancho.
De esta manera, el primer combate estelar de Munguía en una retransmisión de DAZN dejó sensaciones encontradas, puesto que puso de manifiesto una vez más su capacidad para ofrecer peleas muy espectaculares pero se quedó lejísimos de lograr la contundente victoria que se esperaba de él ante un boxeador que nunca se había medido a un top 15 y que sólo tenía catorce peleas, si bien es justo decir que Inoue compensó con coraje y ambición, y con una resistencia increíble, sus puntos débiles.
Dado que se cree que Munguía podría estar sufriendo bastante para dar el peso superwélter, algo que él niega, estas sospechas se verán reforzadas tras esta actuación, aunque parece ser que los posibles problemas no variarán el calendario fijado para el mexicano, que considera que podría subir al peso medio en el último tramo de la temporada pero que antes apunta a su defensa obligatoria ante Dennis Hogan y a un enfrentamiento posterior ante un boxeador de la élite del peso superwélter.