Darío Pérez
@ringsider2020
Foto: Matchroom
Hace unos instantes en el Kingdom Arena Riad (Arabia Saudí) hemos vivido la proclamación del campeón indiscutible del peso pesado, el mayor privilegio que puede vivir un boxeador en activo y primera vez que tal hecho acontecía con cuatro organismos principales en este deporte.
El británico Tyson Fury (34-1-1, 24 KO) y el ucraniano Oleksandr Usyk (22-0, 14 KO) han ofrecido un pleito vibrante, lleno de emoción y con intercambios dignos de la ocasión, intentando Usyk penetrar en la zona controlada por el inglés para disputar un duelo de tú a tú. Esto ha ocurrido en la mayor parte de la pelea y Fury, pese a sus caras de no recibir golpes, se ha ido llevando los peores golpes de cada cruce de metralla.
La mayor peligrosidad de la noche transcurrió en el noveno round, en cuyos instantes finales Usyk destruyó la capacidad defensiva de Fury y el árbitro contó al de las islas, estando este en muy mal estado pese a recuperarse. El de Ucrania se ha llevado el triunfo con todo el mérito del mundo a pesar de su desventaja de altura y alcance, con cartulinas de 113-114 (horrible el canadiense Craig Metcalfe) y las más lógicas, favorables a Usyk, 114-113 y 115-112, con Oliver Palomo ofreciendo la mejor puntuación a tenor de lo visto.
Tremendo triunfo de Oleksandr Usyk, lo que le propone como uno de los grandes pesos pesados de la historia y le postula como candidato a mejor boxeador del momento, algo que siempre cuesta reconocer a un peso pesado. A pesar de las demenciales declaraciones del metepatas Tyson Fury (hoy no le derribó la Brigada Azov, sino una persona en igualdad de condiciones), acerca de que la guerra en Ucrania ha hecho ganador a Usyk esta noche, el mejor sobre ei ring no fue el británico.