Daniel Pi
@BastionBoxeo

Poco a poco, y sin hacer mucho ruido, el voluntarioso británico Josh Wale (27-10-2, 13 KO) fue ganándose las simpatías del público de su país a medida que avanzaba su carrera.
Habiendo perdido varias peleas al inicio de su andadura profesional, pero mostrando siempre gran valentía y esfuerzo, Wale había sido inicialmente reducido a la condición de piedra de toque, ensanchándose su número de derrotas ante boxeadores de formidable nivel. Pero, acumulando experiencia, cuando llegó su gran oportunidad no la dejó escapar, capturando el cinto vacante de campeón de Inglaterra y catapultándose con él hacia la conquista del cetro británico.

Tras retener su corona, y teniendo una racha de siete victorias que no conseguía desde sus primeros combates, a Wale se le presentó la mayor pelea de toda su carrera, un asalto al cinturón vacante de campeón de Europa del peso gallo que era el esperado premio a su durísima carrera y a su incansable esfuerzo, y que le permitió soñar con poder cambiar el signo de su vida a base de tesón y paciencia.

Con todo, el pasado viernes, en el Gymnase Lassalle de Vesoul (Francia), se produjo uno de los veredictos más controvertidos del año en cuanto a cinturones continentales se refiere, en el cual, el local Georges Ory (10-2-1, 1 KO) capturó una más que cuestionable victoria por decisión mayoritaria (116-114, 115-113 y 114-114) que incluso ha sido criticada por los franceses, afirmando, por ejemplo, el boxeador Renald Garrido que fue un muy mal veredicto y que dejó una mala imagen para el boxeo. En cuanto a los británicos, han estallado en protestas a través de foros y redes sociales clamando por una revancha.

El patrón del combate fue el esperado, con Wale avanzando sobre su rival, un Ory que, no contando con potencia pero sí con velocidad, intentaba responder con rápidas y breves, pero poco determinantes, combinaciones. En cambio, el visitante sacaba poderosos ganchos zurdos y derechas rectas que, junto a su trabajo al cuerpo, le pusieron, aparentemente, muy por delante en el combate antes de la mitad. En los asaltos intermedios el porcentaje de error de Wale aumentó mucho, y Ory pudo, aprovechando su dinamismo, pegar y marcharse, pero en el tramo final el francés pareció acusar los golpes al torso y terminó cediendo rounds por la contundencia de su adversario, aunque los jueces no lo vieron así.

Ahora, el decepcionado equipo de Wale, que tanto había esperado que el sufrimiento pasado cobrase sentido con una coronación continental, aguardará con esperanza una orden de revancha inmediata, que resulta necesaria. Y es que de no llegar, realmente, quien sale perdiendo es la propia EBU, que permitiría que se degradase el nivel y la valía de sus titulares a la vez que justifica las decisiones localistas.