Daniel Pi
@BastionBoxeo

Hay cosas que sólo están al alcance de unos pocos elegidos, como llegar a ser campeón mundial en múltiples divisiones, alcanzar el puesto de número 1 de todos los pesos, derrotar a boxeadores con gran ventaja en tamaño o seguir rindiendo a un excelente nivel cuando ya hace mucho que se ha pasado el mejor momento.

Con todo, el filipino Manny Pacquiao (62-7-2, 39 KO) es simplemente uno de los mejores púgiles peso por peso de la historia del boxeo, de modo que no se contentó con lo arriba citado y todavía pudo culminar algo que muy pocos han logrado antes que él: con más de 40 años derrotar a un monarca mundial invicto, en teórica plenitud, 10 años más joven y entre los cuatro mejores de la atestadísima división del peso wélter, el titular WBA del peso wélter Keith Thurman (29-1, 22 KO).

Además, Pacquiao no logró este hito increíble en una pelea tediosa en la que se pudiese aprovechar de la desidia de su adversario, sino que lo consiguió en una formidable batalla, con oscilaciones, intercambios y una caída, poniendo así un broche de oro a una victoria que será recordada por muchos años.

El triunfo del tagalo, que le sirvió para volver a reinar en el peso wélter más de dos años después de poseer su última corona absoluta (2016 ante Jessie Vargas), se produjo por decisión dividida, con cartulinas acertadas de doble 115-112 y un mucho menos justo 113-114 a favor de Thurman.

El round inicial fue el que tuvo mejores consecuencias para Pacquiao, ya que en una explosiva arremetida lanzó una izquierda al cuerpo combinada con un directo de mano adelantada al mentón que tumbó a Thurman, que desde entonces fue consciente de que no podía menospreciar el poder que todavía posee la leyenda. No obstante, aunque se tuvo que alzar de una caída y aunque tiene fama de caminar en exceso el ring, Thurman intentó presionar y atacar con firmeza a un Pacquiao que durante la primera mitad aguantó el empuje retrocediendo hacia las cuerdas sólo antes de contraatacar con sus eléctricas y heterodoxas series, con las que anotó los mejores golpes por asalto y se hizo con la mayoría de rounds hasta el ecuador. Asimismo, se produjeron varios cruces de golpes en corta en los que “Pac-Man” hizo valer su astucia, su experiencia y su destreza.

Sin embargo, desde el sexto, después de que Thurman padeciese una hemorragia nasal, el estadounidense comenzó a seleccionar mejor sus golpes y a aprovechar que su rival se había ralentizado para impactar nítidos directos, mayormente aislados, y acortar la distancia en las puntuaciones. En algunos instantes pareció que Pacquiao, que encajó fuertes manos, podría desgastarse de forma decisiva, pero sacó fuerzas de flaqueza para contragolpear, embestir salteadamente e incluso conectar brutales puños, como un gancho zurdo al hígado en el décimo round que casi parte a un Thurman que se vio obligado a correr e incluso a sacarse el protector bucal para intentar coger aire. Así, aunque “One Time” hizo un encomiable esfuerzo y ajustó las cartulinas, Pacquiao hizo lo suficiente en la segunda mitad como para certificar su merecida victoria.

Muchos adjetivos positivos se podrían poner a esta actuación, pero ellos no deben tampoco hacernos olvidar que Pacquiao ha recibido mucho castigo a lo largo de su carrera y que si nunca es bueno combatir en una pelea tan exigente como la que tuvo el pasado sábado menos aún lo es realizarla cuando se lleva en activo tantos años (desde 1995). Sin duda, este especial triunfo sería un perfecto momento para colgar los guantes antes de que su rendimiento se deteriore hasta un punto en el que pueda recibir un daño más significativo, puesto que se tiene que tener en cuenta que, si bien su talento y sus virtudes le permiten competir en combates ante la élite, su boxeo no es el que era y cada vez está más lejos de él.

En cualquier caso, Pacquiao, como tantos otros boxeadores, se resiste a poner el punto y final a su trayectoria, de modo que este triunfo ante Thurman sólo hará que motivar que quiera seguir combatiendo más, si bien afirmó que probablemente ya no regrese al ring hasta el próximo año.

Resultados del respaldo
En la pelea que abrió la cartelera principal de la velada, el excampeón mundial del peso gallo Luis Nery (30-0, 24 KO) derrotó al también exmonarca Juan Carlos Payano (21-3, 9 KO) con un KO por gancho al hígado en el noveno asalto. De todos modos, hasta entonces la pelea había estado elevadamente contendida, dado que Payano se mostró correoso y capturó varios asaltos.
Con la victoria Nery se sitúa a la espera de la defensa obligatoria del campeón mundial WBC del peso gallo Nordine Oubaali ante Takuma Inoue, teniendo que enfrentarse a él el vencedor.

Con más solvencia superó su combate el excampeón mundial del peso superligero, ahora peso wélter, Sergey Lipinets (16-1, 12 KO), que con un croché zurdo en el segundo round derribó aparatosamente al sustituto de última hora Jayar Inson (18-3, 12 KO) antes de que éste viese como el árbitro detenía la pugna.
Lipinets podría aparecer en el top 3 de tres organismos en próximas actualizaciones, de modo que está al acecho de una oportunidad mundialista o de una eliminatoria.

Finalmente, en el combate de semifondo, la eliminatoria WBC del peso wélter, el exretador mundial Yordenis Ugás (24-4, 11 KO) fue demasiado preciso, contundente y hábil para un Omar Figueroa (28-1-1, 19 KO) siempre con problemas deportivos y extradeportivos, logrando el primero un amplísimo triunfo unánime con tarjetas de triple 119-107, en las que se contabiliza un knockdown a favor de Ugás con una derecha recta en el round inicial.
Con la condición de aspirante oficial bajo el brazo, Ugás esperará al resultado del choque de unificación entre Spence y Porter para medirse al vencedor.