Emilio Marquiegui
Confiábamos y querríamos seguir confiando en la nueva Federación Española de Boxeo, que decidió hace unos meses dar mayor importancia a los Campeonatos de España tras una serie de despropósitos en los últimos tiempos, en los que se ha permitido disputar el título de España a cualquiera. Con Jorge Arévalo a la cabeza, tras el presidente Antonio Martín Galán, se hizo un reglamento en el que se indicaban una serie de normas para que solo los que tuvieran un currículum profesional estimable pudieran disputar el cinturón, tanto como aspirante oficial como aspirante voluntario. Nos pareció una iniciativa muy correcta, dado que no solo para ser campeón, sino también para ser aspirante, hay que tener un historial digno de luchar por tan preciado cinturón.
Pues bien, a las primeras de cambio se incumple el reglamento, que dice así:
«En base a estas clasificaciones se designarán los aspirantes para disputar los Campeonatos de España. Podrán ser nombrados Aspirantes a disputar Campeonatos de España los boxeadores profesionales que hayan realizado un mínimo de siete (7) combates, con un mínimo del 50% de victorias, al menos dos de los combates debieron de ser a la distancia de seis (6) asaltos o uno a la distancia de ocho (8) asaltos.»
El 15 de noviembre Andoni Gago defenderá su título ante el catalán Marc Vidal, que tiene 6 combates (uno menos de lo que marca el reglamento), no ha sido tampoco campeón de España amateur, y solo ha disputado un combate a seis asaltos, ni dos de seis, ni uno de ocho. Es decir, que pronto empezamos a no cumplir las reglamentación. ¿Con qué argumentos negarán la posibilidad ahora a un púgil con 5 combates, o con 4… o con 3..? ¿De qué dependerá abrir la mano? ¿de un promotor X, un mánager Y, o un púgil Z? Mal comienzo.
Con César Córdoba ocurre lo mismo en su campeonato ante Ibrahim López, solo lleva 6 combates profesionales y aunque ha sido campeón de España amateur junto a otros éxitos en otras disciplinas, tampoco se debería dejar el reglamento en decisiones caprichosas. Pero el caso de Córdoba y su palmarés parece distinto, está claro.
Paso atrás de la Federación Española. Si se trata al final de decidirlo en privado y favorecer a unos o a otros, ¿para qué se hace el reglamento?
El título de España otra vez por los suelos. Confiemos en que haya sido la excepción que confirme la regla, pero, de momento, suspenso.