José Manuel Moreno
El ruso Ruslan Provodnikov se proclamó nuevo campeón mundial del peso superligero WBO este sábado en el 1stBank Center de Denver, Colorado (EEUU) tras imponerse al hasta entonces campeón, el boxeador local Mike Alvarado. Los 7.012 espectadores que llenaron el recinto, y que animaron ruidosamente a Alvarado vivieron una auténtica fiesta de boxeo, un canto al boxeo de ataque, con golpes y más golpes de los boxeadores en una lucha sin cuartel. Sin embargo, la mejor parte siempre se la llevó el ruso, quien ya pusiera en serios aprietos en marzo pasado a Timothy Bradley.
En realidad, el ruso pega como si sus contrarios le debieran dinero (evidentemente, no es mía la frase) y ni Alvarado, que es un fajador formidable, pudo aguantar un chaparrón de fuerza de este calibre. En el séptimo asalto Alvarado abrió una gran herida en el ojo derecho de su rival y en el octavo round llegó el momento clave de la pelea, en el que el aluvión de golpes poderosos de Provodnikov hubieran tumbado a cualquiera. Alvarado cayó en dos ocasiones, aunque aguantó bien en el tramo final del round.
Pero ya no se recuperaría en lo que restaba de pelea. En el décimo asalto, de nuevo el incansable ruso de 29 años depositó una derecha que hizo tambalear al de Denver, que acabó claramente lastimado el asalto, hasta el punto que ante las preguntas del árbitro Tony Weeks sobre si podía seguir la pelea, contestó por tres veces que no, terminando la pelea con abandono de Alvarado en el 10º round. Las tarjetas reflejaban una clara diferencia para el «Rocky Siberiano»: 98-90 , 97-90 y 96-92. Provodnikov (23-2 , 16 KO), se puede convertir en una auténtica estrella de este deporte, porque dispone de un físico y una pegada realmente espectaculares. Lo único positivo de la noche para Alvarado, la bolsa de 950.000 euros, la más alta de su carrera.