José Manuel Moreno
«Cien por cien boricua», se proclamaba en su cuenta de Twitter hace unos días el estadounidense de Filadelfia Danny «Swift» García. Esta afirmación resultaba oportuna para los miles de aficionados de la Isla de Puerto Rico, acostumbrados a tener en toda su historia cantidad y calidad de campeones en el difícil arte del boxeo. Con la derrota del último campeón en activo, Román «Rocky» Martínez, ante Mikey García hace dos fines de semana, todos los comentaristas y medios de comunicación soltaron la temida frase lapidaria: Puerto Rico ha dejado de tener campeones mundiales.
De ahí la importancia de la proclamación de García para aliviar el mal momento de los boricuas. Nombrar decenas de grandes campeones de Puerto Rico es fácil. Posee más de 60 a lo largo de su brillante historia. Están en la mente de todos: José Torres, Wilfredo Benítez (en la foto), Héctor Camacho, Félix «Tito» Trinidad, y por supuesto Miguel Ángel Cotto, entre otros. Siempre tuvieron entres tres y media docena de campeones universales. Ahora se dieron las circunstancias para que hayan dejado de poseerlos. Durará poco esta mala racha. El próximo 14 de diciembre, el puertorriqueño de 27 años César Seda asaltará el trono gallo del WBC en poder del mexicano Leo Santa Cruz.
La ancestral batalla mexicano-boricua de toda la vida. Es cierto, no obstante, que lo mismo que se escribe de un «regular» momento del boxeo mexicano, Puerto Rico, con una población infinitamente menor, lo vive aún con más crudeza. Ante la pujanza de los países del este de Europa o de los países asiáticos, con Japón, Tailandia, Filipinas e Indonesia a la cabeza, no corren vientos de bonanza en dos potencias tan tradicionales del boxeo. Pero Puerto Rico renacerá, no nos cabe duda. Y así, tendrán de nuevo campeones mundiales «cien por cien» boricuas, es decir, nacidos y criados boxísticamente en la Isla, que no es el caso evidentemente del gran Danny García, orgulloso eso sí de sus orígenes.