Alfonso Sánchez Bernard
Llevo años viendo y participando en veladas de boxeo. Como competidor amateur y profesional, como entrenador, echando una mano en la organización pero sobre todo, como aficionado. Cuando puedo, me desplazo por España a ver veladas de boxeo y trato de estar al día ya que me gusta mi deporte. Gracias al esfuerzo de muchos, se ha conseguido levantar afición y que más público acuda a las veladas de boxeo. Pero es difícil continuar creciendo sin abordar una serie de cambios estructurales, que no tienen que ver con el espectáculo deportivo que se ofrece (a veces mejor, a veces peor), sino que tiene que ver con la estructura que se plantea. Y es que tenemos un gran problema: tratamos de vender un producto que no se adapta a lo que pide el público en general.
Hasta hace poco, el público en las veladas dependía de los entornos de los gimnasios de los deportistas, de los propios deportistas, amigos, familias… pero esto no es suficiente para el siguiente paso, donde el boxeo debe competir con otra oferta cultural y deportiva que está mejor estructurada. Por este motivo quiero reflexionar sobre dos aspectos con los que soy crítico:
– Duración del evento: Si nos fijamos en la mayoría de los deportes de éxito en Europa, incluso de otros espectáculos como la música, el teatro o el cine, su duración se enmarca entre las 2 y las 3 horas como mucho. Las veladas de boxeo, y en especial las profesionales, duran del orden de 4 a 5 horas. Mucha gente va a una velada y, aunque le haya gustado la experiencia del boxeo, se van hastiados y no vuelven. Es un poco como el Wasabi: un poco con el sushi le da gracia, pero si le echas mucho, no lo quieres volver a probar.
Es cierto que en Estados Unidos es frecuente enfrentarse a veladas de muchas horas, donde el público llega más tarde. Pero también son frecuentes otro tipo de espectáculos deportivos como el fútbol americano o el béisbol, con una duración muy superior a los europeos y que son muy seguidos. Con esto quiero establecer las diferencias culturales entre europeos y americanos.
– Pausas: En estos espectáculos lo normal es una única pausa más o menos larga. Pero luego el resto es más o menos fluido, seguido. En el boxeo se multiplican las pausas, haciéndose las esperas insufribles. Lo que se gana durante la actividad deportiva, durante los combates, se diluye en las pausas de 10, 15 o 20 minutos que se dan de forma frecuente entre los combates. Paradas injustificadas durante la velada, presentaciones eternas, varios descansos durante la velada, etc. Todo esto resta el dinamismo a la actividad y frena la presencia del público. Recientemente he ido a una velada de boxeo con una persona neófita y le ha gustado, pero dudo que vuelva por lo pesado que se hicieron todas las pausas e interrupciones llevadas a cabo.
Entiendo lo que les pasa a los Promotores de las veladas. Es mucho más fácil y económico hacer una gran velada y meter al máximo de deportistas en lugar de hacer dos veladas (conseguir sponsors, generar expectación, gastos asociados…). Pero solamente con la eliminación de las interrupciones en las veladas, se puede mejorar mucho el ritmo y, por lo tanto, lo fácil que es engancharse al bonito mundo del boxeo.