Emilio Marquiegui-Marca
@EmilMarquiegui

Este sábado en Riad, en la gala del Usyk vs. Fury II, tendremos representación hispana. El peso pesado mexicano Edgar Ramírez (10-1-1, 4 KO) subirá al cuadrilátero con ilusión para enfrentarse al imbatido ucraniano Andrii Novytskyi (13-0, 10 KO), campeón de un título intermedio WBC. “Voy a intentar noquear al amigo de Usyk”, comenta antes del momento más importante de su carrera. “Si gano, tendré más peleas aseguradas en Riad, pero no vengo a dejar una buena imagen, llego para derrotarle”.

Ramírez nació en Ecatepec de Morelos, muy cerca de Ciudad de México, y en el barrio de Tepito, el barrio bravo, el más peligroso de la capital, entrena en el Cloroformo Boxing Gym. El acoso escolar lo llevó a comenzar la práctica del boxeo, que fue el mejor antídoto para acabar con el problema. Trabaja con su padre en un desguace, y su objetivo sigue siendo desguazar deportivamente a sus oponentes, ya que “voy siempre al frente como buen mexicano”. Los pesos altos son una excepción en México, generador desbordante de estrellas cercanas a los 60 kg. “Quiero ser campeón mundial por México y por llevar un cinturón a mi madre, para que lo luzca en su casa”. De momento pretende este sábado meter en la maleta el título Internacional WBC, cuyo propietario es el ucraniano. “No he visto cómo boxea, pero tengo posibilidades de noquearle”.

De familia humilde, fue un destacado púgil amateur que debutó como profesional en 2016, y con 29 años piensa que va a llegar lejos. “Voy a ganar, pero si pierdo me levantaré diez veces hasta llegar a mi objetivo”.

Cree que alternará la división del peso crucero con la del peso pesado, justo en las que ha triunfado uno de sus dos ídolos junto a Mike Tyson, el ucraniano Oleksandr Usyk. De las tres potencias mundiales en boxeo, Estados Unidos, Japón y México, las dos últimas suelen ausentarse de los magnos acontecimientos de los grandes pesos, aunque Edgar Ramírez ha encontrado el hueco para entrar y no desea salir. Pero el gigante Novytskyi lee impertérrito este texto, tiene su mismo propósito, su misma edad y dos puños colmados de metralla, por ello no nos vamos a perder este sugestivo preludio de la gran batalla de Riad.