Esta madrugada, en la gran velada que PBC organizaba en el T-Mobile Arena de Las Vegas (Estados Unidos), se ha disputado un campeonato del mundo entre dos estadounidenses.
Era el título WBC del peso pluma que se disputaban dos viejos enemigos del supergallo, que se volvían a ver las caras en la división superior. Suponía la primera defensa de Brandon Figueroa (25-2-1, 19 KO), aupado desde la interinidad a campeón de verdad sin pasar por el ring, frente a su compatriota Stephen Fulton (23-1, 8 KO).
Pese a ser el campeonato mundial de la gala, fue la pelea menos vistosa, llegando a escucharse abucheos en varios momentos por parte de un público acostumbrado a previos duelos de acción. Figueroa, de manera poco comprensible, salió a ser un estilista en lugar de imponer un alto ritmo de golpeo, lo que aprovechó el aspirante para imponer su boxeo, acostumbrado al contraataque y precisión. Dado que el campeón no metía una marcha exigente, Fulton podía pensar, evaluar y responder a la medida ofensiva del texano. Cuando este quiso dar una vuelta de tuerca, ya era tarde y su retador no solo presentaba ventaja insalvable en las cartulinas, sino que se sentía a gusto sobre el tapiz y supo aguantar las embestidas en los rounds finales de un inoperante Heartbreaker. Los jueces estimaron doble 116-112 (más ajustadas de la cuenta) y 117-111 para el de Philadelphia, merecido ganador.
Ha cambiado así de manos el cetro, con el español Miguel Ángel de Pablos, raudo tras Jimmy Lennon Jr., imponiendo gorra, camiseta y cinturón del consejo (le faltó el pin y una foto dedicada de don Mauricio) al alimón de la proclamación oficial. Merecido campeón Stephen Fulton, que cambió radicalmente su imagen tras unos últimos tiempos poco afortunados.