Daniel Pi
@BastionBoxeo

Una de las claves de la estrategia del WBC durante años para ser tan bien valorado a pesar de que tomaba decisiones incomprensibles era responder a las preguntas de los medios diciéndole a cada uno exactamente lo que quería oír.

Así, cuando estalló el asunto del cinturón franquicia la táctica de Mauricio Sulaimán y de sus esbirros del WBC no fue diferente, es más, incluso se vio facilitada hasta cierto punto: cuando un destacado periodista estadounidense preguntaba quién es el campeón, respondían que Charlo o Haney, mientras que si la cuestión venía de un periodista no estadounidense o más afín a los intereses de los “titulares franquicia”, entonces la respuesta era que Canelo y Lomachenko son los campeones, así todos contentos.

Lógicamente, si bien esta doble cara y esta actitud hipócrita pueden serles muy útiles y hasta cierto punto todos los organismos se comportan conforme a ellas, finalmente cuando Sulaimán tuvo que sintetizar ambas versiones se produjo una situación esperpéntica en la que saltó de “Lomachenko es el campeón” a “Haney es el campeón” en el intervalo de unas frases.

Nos referimos con ello a lo sucedido en la Convención del Consejo Mundial de Boxeo de 2019, cuando un destacado youtuber de pugilismo, que dirige el canal Tha Boxing Voice, le hizo preguntas incómodas sobre la situación de Lomachenko y Haney y sobre la posibilidad de que el ucraniano se pueda convertir o no en campeón indiscutido.

Aunque el estatus de campeón franquicia ha sido elaborado exclusivamente para beneficiar destacados intereses de la gran industria boxística quitándole a figuras del boxeo obstáculos, asegurándose el WBC coger un buen pellizco de cada combate de estos, el organismo dirigido por Sulaimán ha cometido un error brutal. Y es que al mantener esta situación de doble titularidad ha terminado por perjudicar a los boxeadores a quienes en teoría quería ayudar, dado que muchos medios no reconocerán la posición de monarca indiscutido de Lomachenko si gana al vencedor del Commey-López, por lo que surge la amenaza de que los promotores quieran desechar esa etiqueta que puede terminar por dificultar sus tareas.

Por otro lado, aunque quiere que los grandes medios norteamericanos se inflen de orgullo afirmando que tienen un prometedor monarca en Devin Haney, lo cierto es que muchos otros medios se niegan a reconocer que este sea campeón mundial cuando su único mérito para lograrlo ha sido batir a Abdullaev y está por debajo de un Lomachenko que podría llegar a tener otros tres cinturones mundiales de la división y que es el número 1 de todos los pesos mayoritariamente.

Por ello, Sulaimán ha alcanzado un punto de crisis en su discurso que se puede apreciar en el vídeo arriba mostrado. Desafortunadamente, las partes más interesantes están en inglés, por lo que las traducimos más abajo. No obstante, antes de ellas señaló en español:

Lomachenko tiene dos medallas olímpicas y ha sido campeón en tres divisiones, Devin Haney es un jovencito que va avanzando y que a día de hoy ya es campeón mundial. Eventualmente esa pelea se deberá de dar, eventualmente Charlo se deberá de dar con Canelo y esa es una posición que el organismo ha tomado para darle una gran dimensión muy superior al deporte”.

Posteriormente, se le dijo, ya en inglés, que se podría estar desvirtuando el estatus de campeón elevando a alguien sin pelear, y que eso iba contra la esencia del deporte, donde se debe superar al monarca para ser el mejor, no ser elevado al número 1 por política. Ante ello, Sulaimán se limitó a decir que esa era la idea del reportero y que la respetaba, entrando a realizarle reproches personales respecto a un hecho anterior.

Cuando se señaló que Lomachenko sólo ha peleado una vez por el WBC, Sulaimán respondió:

Él es el campeón mundial WBC, derrotó a Campbell, él es el campeón mundial WBC”.

Posteriormente, después de preguntas de otros periodistas, cuando se le pidió que aclarase cuál era el motivo de elevar a Lomachenko sin haber realizado una defensa, Sulaimán contestó:

Es un nuevo concepto. El campeón franquicia se creó para que un boxeador con méritos sobresalientes pueda realizar las peleas necesarias sea en esa división o en otra, contra otros campeones. No está limitando a un boxeador con características específicas como Lomachenko o Canelo para realizar las mejores peleas posibles. Lomachenko, lo digo otra vez, dos veces oro olímpico, campeón en tres divisiones y reconocido en todo el mundo como número 1 de todos los pesos. Así que Lomachenko está en una categoría por sí mismo. El WBC tuvo un proceso en la división del peso ligero cuando Mikey García dejó vacante el título que incluyó a Devin Haney, a Abdullaev y, de República Dominicana, a otro peleador que va a hacer una eliminatoria final para pelear con el ganador de Haney y su próxima defensa”.

Tras comentar otros aspectos, como que a Gary Russell se le ha presionado para que deje de pelear una vez por año, Sulaimán abordó la cuestión de si Lomachenko puede ser o no monarca indiscutido:

Es indiscutido, porque el campeón franquicia representa al WBC, él es un campeón mundial WBC”.

Esto se encontró con otra réplica, diciéndosele que si perdía el combate su cetro no pasaría al otro monarca mundial que se mediría con él en unificación, y que esto era confuso. Por ello, Sulaimán se encontró inmerso en el caos que él mismo ha creado:

Es una situación no transferible. Es indiscutido. Es confuso, no quiero entrar en ello, porque tienes tu mente completamente fijada en una cosa. ¿Puedes creer que haya repetición instantánea en fútbol? Hace 20 años hubo un gran movimiento contra todo lo que tuviese que ver con tecnología. Tienes que moverte según los tiempos. La gente quiere ver que las mejores peleas se hagan. Lomachenko quiere afrontar el mejor reto posible. Y nosotros estamos permitiendo a través del campeón franquicia que pueda pelear contra otros campeones, que pueda ir a pelear a otras divisiones, que pueda enfrentarse a quien quiera que sea un mayor reto. Lo mismo con Canelo”.

Finalmente, cuando se le dijo que no está permitiendo que el número 1 de su ranking se enfrente al campeón, el presidente del WBC, crispado, replicó poniendo fin a su intervención ante la prensa:

Pueden pelear con el campeón. Haney es el campeón WBC, ganó el título contra Abdullaev. No vamos a ir a ninguna parte, se acabó”.

¿Qué ha aclarado toda esta intervención? Nada respecto a los asuntos deportivos, insistiendo en la idea de que Lomachenko y Haney son campeones a un mismo tiempo, si bien esto es imposible. De todos modos, sí ha aclarado una cosa: que Sulaimán ha introducido al WBC en un lodazal tan profundo que ni él mismo puede explicarlo.

Todo este asunto, realmente muestra también que el Consejo Mundial de Boxeo es corto de miras, porque podría haber buscado mil otras maneras para evitar el descrédito que está padeciendo, como las cuestionables fórmulas del supercampeón WBO o del campeón indiscutido WBO, etiquetas no muy conocidas entre el gran público pero que alargan mucho los plazos para realizar defensas obligatorias. Asimismo, la nefasta etiqueta WBA de supercampeón funciona de forma mucho más eficaz con la simple negativa a ordenar puestas en juego obligatorias de ciertos monarcas y arrojándoselas al “campeón regular”, reconociendo como defensas oficiales las puestas en juego sencillísimas que los titulares han realizado ante piedras de toque o renunciando a veces a nombrar supercampeón a quienes logran derrotar al supercampeón.

Estos ejemplos ilustran como, de forma irregular y muy controvertida, los organismos han encontrado siempre atajos para llevar a cabo sus deseos y dispensar tratos de favor, pero nunca han llegado a un punto de desfachatez como el del WBC, en el que quiere atar una soga al tobillo de ciertos boxeadores sacrificando su valoración global a costa de asegurarse ingentes ganancias económicas de forma fija, haciendo que quienes denostaban a la WBA y consideraban que jamás habría un organismo peor hayan terminado pronunciando frases como “otros vendrán que bueno me harán”.