En el año 279 a.C., el rey heleno Pirro consiguió derrotar a los romanos en la batalla de Ásculo, pero las importantes bajas que sufrió su ejército fueron un precio demasiado alto a pagar. Lo ocurrido con Pirro se asemeja a lo sucedido el sábado en Arabia Saudí, donde Tyson Fury consiguió un triunfo pírrico (de Pirro), que ha mermado su prestigio.

Ganar con apuros, incluso marchándose a la lona, a un debutante como Francis Ngannou le ha costado a Fury incontables críticas. La imagen del inglés fue especialmente preocupante, si se tiene en cuenta que debe enfrentarse a Oleksandr Usyk en su próxima pelea.

«El Rey Gitano» quiso desmentir que no hubiese preparado adecuadamente su combate con el francocamerunés, y dijo que había entrenado durante doce semanas para este compromiso.

Fury declaró que no había subestimado a Ngannou, y admitió que no fue su mejor actuación, pero no quiso poner ninguna excusa sobre su pobre rendimiento. Con un talante deportivo, Fury explicó que se vio sorprendido por Ngannou, al que no había visto boxear antes.