Redacción

Veinticuatro años después de que Lennox Lewis se impusiese a Evander Holyfield en una revancha forzada por un injusto nulo, el 17 de febrero de 2024 y si ninguna circunstancia adversa como lesiones o positivos por dopaje lo evita, el boxeo tendrá un nuevo campeón unificado de los pesos pesados que suceda al «León de West Ham», esta vez con los cuatro cinturones en juego.

No hay categoría que se asemeje a los pesados en cuanto a reconocimiento y repercusión en la historia del deporte, por lo que Tyson Fury Oleksandr Usyk tienen una formidable ocasión de entrar en las páginas de oro del noble arte junto a Joe Louis, Rocky Marciano o Muhammad Ali.

A las puertas del tercer milenio, Lewis arrebató las coronas de la WBA y la IBF a Holyfield, las cuales sumó al cinturón del WBC que poseía desde 1997, tras superar varias batallas en los despachos con un bragado oponente como Don King. En un mundo distinto al de un cuarto de siglo antes, el dinero saudí permitirá que otro británico, Fury, exponga el cetro del WBC frente al ucraniano Usyk, campeón de los tres organismos restantes (WBA, IBF y WBO).

Desde que se pusiese sobre la mesa la posibilidad de que Fury y Usyk boxeasen por todas las coronas, los errores acerca de la singularidad de este combate se han repetido en diversos medios. Cuando el brazo de Lewis fue alzado en Las Vegas, el campeón de la WBO era el ucraniano Vitali Klitschko, quien todavía no era considerado como uno de los nombres más importantes de la categoría en Estados Unidos, donde un crepuscular Mike Tyson o David Tua gozaban de mejor cartel.

La WBO se fundó en 1988 como una escisión de la WBA, y respaldada principalmente por puertorriqueños y dominicanos. Durante más de una década, la WBO intentó sin éxito ganarse el reconocimiento universal de la misma forma que lo hizo la IBF con Larry Holmes, gracias a un campeón de los pesos pesados que sirviese de banderín de enganche.

La WBA fue la primera en reconocer a la WBO en el año 2000, cuatro años antes de que lo hiciese el WBC y seis que la IBF. Dado el escaso prestigio de la WBO en 1999, Lennox Lewis todavía puede presumir de ser el último campeón «undisputed» (indiscutido) de los pesados. El 17 de febrero de 2024, la categoría reina coronará a su primer rey en la era de los múltiples organismos, los cuales han convertido el noble arte en una sopa de letras.