Emilio Marquiegui-Marca
@EmilMarquiegui
Desde que conocimos que el siguiente rival de Kerman Lejarraga era el inglés James Metcalf, pensamos que era una grave equivocación aceptar ese oponente. Kerman, tras sus títulos europeos, se colocaba en el puesto 10 de las listas mundiales del WBC y número 4 de la WBA, es decir, necesitaba un combate ante púgiles mejor clasificados que él para acercarse definitivamente a disputar un campeonato del mundo.
Pero Metcalf, rocoso, guerrero, de características muy similares a Kerman, casi un clon, no era el rival idóneo, el combate iba a ser muy reñido y cabía la seria posibilidad de derrota. Y no era el oponente adecuado, principalmente porque no aportaba nada a ese matrimonio.
Una victoria sobre Metcalf solo te daba la confirmación de tu buen estado de forma, ya que Metcalf no está clasificado en ningún organismo mundial, por ganarle no ibas a subir en la IBF ni en la WBO, ni en las anteriores organizaciones mencionadas. Era mucho riesgo para poco premio.
Otro tema hubiera sido enfrentarse a otros británicos como Liam Smith, clasificado alto en los organismos, muy difícil, pero con un gran premio para la victoria, o Troy Williamson, número 8 de la WBO y número 9 de la IBF; por esas consecuencias favorables de un triunfo, sí compensa asumir el riesgo.
Pero ante Metcalf era una pelea fea de las que puedes perder, y prácticamente sin beneficio deportivo. El que eligió este combate no estaba pensando en Kerman, más bien en las posibilidades de Metcalf, y el aceptarlo o era casi obligado por la promotora Matchroom, o ha sido por un tema meramente económico o ha sido un grave error. De todas maneras es una derrota nada más. Deseamos suerte en un futuro de largo recorrido al vasco.