Daniel Pi
@BastionBoxeo
El Estadio Olímpico de Moscú (Rusia) presenció en la noche del sábado un hito: el encumbramiento del primer campeón indiscutido del peso crucero de la época de los cuatro organismos mundiales y el primer ganador del Trofeo Muhammad Ali, otorgado al vencedor del torneo World Boxing Super Series. Y es que, en un combate entre los dos mejores peso crucero del momento, el ucraniano Oleksandr Usyk (15-0, 11 KO) ofreció la mejor actuación de su carrera profesional para vencer por amplísima decisión unánime (120-108 y doble 119-109) al ruso Murat Gassiev (26-1, 19 KO), haciéndose con los cinturones mundiales WBA, WBC, WBO e IBF de la segunda división de más peso y alzándose como uno de los mejores boxeadores de la categoría de toda su historia.
Como se esperaba, Usyk abrió la pugna muy activo de manos y piernas, lanzando con insistencia y precisión el jab junto a combinaciones de directos y eventuales contras con su mano izquierda, todo ello acompañado de diagonales, cambios de línea y buenas esquivas. Gassiev, por su parte, muy calmado, probaba suerte aisladamente con su demoledor gancho zurdo y su derecha. A base de dinamismo, frecuencia de golpes y un activo uso del jab, Usyk pareció establecer un cierto control, aunque en el segundo asalto un durísimo gancho zurdo al torso lanzado por el ruso evidenció el peligro de éste.
Alcanzado el cuarto round Usyk había logrado una ventaja en las tarjetas, y además había enrojecido el rostro de su rival con sus continuos rectos, pero Gassiev anotaba ganchos zurdos al torso aprovechando la salida de su rival por su izquierda. A consecuencia de estos golpes, el ucraniano comenzó a desplazarse más cerca de las cuerdas y a ocupar menos rato el centro del ring, mostrándose algo menos veloz, abriéndose la puerta a un derechazo de Gassiev al final del quinto asalto que estremeció al oro olímpico.
Esta advertencia fue tomada muy en serio por Usyk, que en el sexto volvió a intentar mantener a raya a su rival con continuado uso de los rectos, uppercuts de mano adelantada y otros golpes de gran precisión, pero el encaje impresionante de Gassiev absorbía los golpes sin dificultades, buscando igualmente los hooks al torso, alguno un tanto bajo.
Pese a los potentísimos golpes anotados por el ruso también con el gancho diestro arriba, Usyk enlazaba rectos y curvos en variadísimas combinaciones y con regularidad, realizando grandes acciones defensivas, de modo que su margen en las tarjetas se mantuvo hasta asegurarse a los puntos el triunfo, cosa de la que pareció ser consciente un Gassiev que en el octavo round se mostró un tanto desmoralizado y desdibujado. Aun así, Gassiev no bajó las manos y trató de encontrar un puño decisivo, pero su agresividad no era la misma del comienzo y Usyk incluso se pudo permitir el lujo de mantenerse en la distancia media-corta y conectar sus habituales combinaciones de uppercut-croché, jabs girando y plásticos contraataques. En los últimos episodios Gassiev siguió teniendo la misma falta de eficacia y de cadencia de golpes, por lo que Usyk, apoyado en una preparación física perfecta, cerró el choque brillando con su infinita creatividad y llegando a hacer retroceder a su adversario con sus velocísimas series.
Tras haber conseguido alcanzar el techo absoluto en la categoría del peso crucero, puesto que no hay ningún premio que Usyk con este triunfo no posea, y habiendo señalado anteriormente que desea ascender de división, muchos consideran como paso lógico e inevitable a continuación su militancia en el peso pesado.
Quizás algunos piensen que no tiene la altura necesaria para pelear con los gigantes de la categoría máxima, pero con su técnica magistral, su agilidad felina, su inteligencia y su efectividad, elementos acompañados por una enorme resistencia y un notable tamaño (1,90 m y en torno a los 100 kg cuando no se ajusta al peso crucero), es evidente que tendría posibilidades en una división que actualmente pasa por un momento mediocre y que posee en sus cuatro top 15 muchos púgiles con limitadas virtudes boxísticas. Además, boxeadores como Povetkin, Parker, Takam u Ortiz, entre otros, cuentan con estaturas similares a las de Usyk, por lo que no se debería menospreciar el potencial de una andadura de “The Cat” en el peso pesado, pudiendo igualmente agrandar su legado en el peso crucero en caso de no tener éxito un eventual salto adelante.